Acudió al juicio que contra su marido, acusado de maltrato, coacciones y agresión sexual cometidos contra ella y por los que se enfrenta a 13 años de prisión, se celebraba ayer en la Audiencia Provincial.

Lo hizo con una intérprete, pues es irlandesa y no comprende bien el castellano, y aunque en un principio respondió a las preguntas de la presidenta de la Sala y a las que inicialmente le hizo la fiscal, unos 10 o 15 minutos después de comenzar se negó a seguir prestando declaración.

El 1 de abril pasado, apenas dos meses después de denunciar los hechos, ella ya había comparecido en el Juzgado que instruía su caso solicitando que se cerrara el proceso, ya que perdonaba al acusado, su marido desde octubre del 2005, y que se encontraba en prisión provisional. Pese a ello, se continuó de oficio.

Ayer, con su negativa a declarar contra su aún legalmente marido, volvió a poner de manifiesto que le perdona y no quiere causarle ningún mal. Ante su actitud, la presidenta del tribunal le hizo ver que estaba obligada a declarar, que no la ampara el derecho legal a no declarar desde el momento en que denunció y pidió protección policial y judicial, y ante el hecho por ella misma reconocido de que desde el pasado mes de febrero no mantiene ninguna clase de relación con el acusado. Pese a ello, no prestó declaración.

Antes, el acusado, F. B. R., natural del Líbano, negó todos los hechos. Calificó la relación con su mujer de "buena, normal", y con un simple "no" respondió a todas las preguntas que sobre los hechos de los que se le acusa le formuló la fiscal. No ha amenazado nunca a su mujer, no la ha coaccionado, no la ha agredido, no la ha obligado a mantener relaciones en contra de su voluntad..., fueron sus respuestas.

DENUNCIADO Y PROBADO Fue en febrero pasado cuando la mujer del acusado, acompañada por una amiga que actuó de intérprete, acudió a la Comisaría para denunciar que estaba siendo maltratada por su marido y que este la había forzado sexualmente, recordaron ayer en el juicio los agentes que la atendieron. Estos señalaron que "estaba muy nerviosa" y que "se echo a llorar cuando habló de la agresión sexual". Los peritos, por su parte, manifestaron que la mujer fue en todo momento "creíble", y que presentaba los "síntomas claros de mujer maltratada".

Concluidas las testificales se dio lectura, a petición de la abogada de F. B. R., a varios escritos que su mujer presentó en marzo para intentar retirar los cargos contra él. En ellos ponía de manifiesto que la situación "ha ido demasiado lejos y no puedo más"; y que había habido "malentendidos" debido a que "no entiendo mucho español ni el sistema legal de aquí", pues "yo solo quería que él saliera de mi casa y pensaba que solo le retendría por una noche y le obligarían a irse de mi casa, nada más". En ningún momento, señalaba, "quiero que esté en la cárcel".

Pero la fiscal consideró probados los hechos. Probado que el 21 de febrero el acusado empezó a quitarle la ropa y pese a su negativa, a que le dijo que se estuviera quieto, que no quería mantener relaciones con alguien que la estaba insultando constantemente, la agarró y la tumbó en la cama, penetrándola vaginalmente en contra de su voluntad.

También probado que en varias ocasiones la abofeteó en el transcurso de discusiones; o que llegó a causarle daños, como en una ocasión en que iban por la vía pública y al considerar el acusado que había provocado a un joven la agarró del brazo y la atrajo hacia sí, obligándola a caminar a su lado y causándole un hematoma de dos centímetros de diámetro en el antebrazo derecho, lesión que requirió de asistencia y que sanó a los ocho días sin dejar secuela.

Y, asimismo, que el procesado profería casi a diario insultos hacia su mujer y víctima, le decía que no fumara y como debía vestirse, y le preguntaba en tono amenazante cada vez que llegaba del trabajo de dónde venía, situaciones que le producían a ella un gran temor.

Por todo ello mantuvo sus acusaciones por un delito de maltrato familiar, otro de maltrato físico y psíquico habitual, y por un delito continuado de coacciones, aunque el delito de agresión sexual del que en principio le acusaba, le cambio por el de un delito de abuso sexual. Y por todos ellos solicitó para el acusado penas que suman un total de 13 años de prisión.