Ayer también sucedió y hoy aún no lo sabemos. En los tiempos que corren, en la era de la información que vivimos, en la era en la que la educación resulta obligatoria hasta una cierta edad, en la era en la que ya no existe el señorito, en una era en la que la gente no se calla y está harta de gritar, uno se pregunta de qué sirve todo si nos encontramos, una vez más, en Cáceres ante el despropósito de una persona , por así llamarla educadamente, a la que ya no le servía una perra y decidió darle una lenta y agónica muerte. Así, sin más. Menos mal que la ayuda de un ciudadano, de un veterinario, de la policía y de los bomberos evitó el fatal desenlace.

La perra --de nombre Alegría , según la han rebautizado en la perrera-- tiene tumoraciones en las mamas, una pata quebrada y soldada en el sentido opuesto a su estado natural y fue golpeada en la cabeza antes de ser arrojada a unos zarzales.

Me pregunto, una vez más, ¿de qué servirá la denuncia?, ¿se quedará en el cajón de la administración?, ¿le llegará al fiscal y tratará de poner en marcha el procedimiento penal?, ¿qué hace la administración para evitar esto?

Desconozco si la gente lo sabe, pero el maltrato a los animales ya está en el Código Penal y es un delito. Esperamos que empiece a hacerse cumplir esta normativa, así como la Ley extremeña de Protección de los Animales.