Casi medio siglo después de que el catedrático Antonio Floriano Cumbreño fuese el primer pregonero de la Semana Santa, su sobrino Manuel Pedro Floriano cumplió ayer la misma función con un discurso emotivo en el que hizo un recorrido por la historia de las cofradías cacereñas desde el medievo hasta la actualidad. Fue una intervención con dos partes bien diferenciadas, y con una segunda en la que los hechos acaecidos en Jerusalén durante los últimos días de la vida de Cristo se intercalaban con las procesiones que tienen en la parte antigua cacereña su escenario. Historia y tradición en un pregón con alusiones a personas vinculadas para siempre a la Semana Santa cacereña.

Floriano recordó que el origen de las cofradías "se adentra en el medievo", y como su labor asistencial se mantiene con los cofrades que, "con un trabajo silencioso", participan en las parroquias. Precisó que su unión no es nueva, ya que "hubo una coordinación para cumplir con sus fines". Y que siempre se ha estado, "con cierta autonomía", bajo "el amparo y tutela de la jerarquía eclesiástica". Narró distintos incidentes habidos entre cofradías o entre éstas y la autoridad eclesiástica y civil, y también aludió a otros hechos que ponen de relieve la cordialidad y fraternidad entre las cofradías.

En la segunda parte de su intervención pasó a dar una visión "más objetiva y personal" de la Semana Santa. Fue entonces cuando detalló lo que significan las cofradías y las procesiones como representación del hecho religioso y de la Pasión de Cristo. Día a día de la Semana Santa, desglosó hechos acaecidos en Jerusalén hace dos milenios para a continuación conectarlos, a través de alusiones a distintas épocas de la historia, con los que se celebran en Cáceres. Las procesiones y los pasos de la Semana Santa fueron surgiendo en un discurso que abrió ayer la festividad religiosa de este año.

PARTICIPACION El obispo de Coria-Cáceres, Ciriaco Benavente, el teniente de alcalde del consistorio cacereño, Manuel Rodríguez Cancho, la vicepresidenta de la diputación, Ana Guerra, y el presidente de la unión de cofradías penitenciales, Luis Jiménez, estuvieron en la presidencia del acto. Jiménez volvió a pedir que Guadalupe, "el primer centro mariano de Extremadura", pase a depender de la Iglesia extremeña. Insistió en que en este asunto hay que ser "contundente" y responder al arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, que "de Roma viene, lo que a Roma va".

Durante el acto, que estuvo moderado por Luis Arroyo, hermano-fundador de la Cofradía de los Estudiantes, se rindió un homenaje a los cofrades del año, distinción que ha recaído en José Medina, Diego Rubio (Dieguino de Cáceres) y Amparo Sánchez.

La presentación de Manuel Pedro Floriano, que es mayordomo de la Cofradía de la Vera Cruz, corrió a cargo de la vicemayordoma de la Vera Cruz, María Antonia Muriel, quien destacó del pregonero que es "un cofrade impregnado de amor por la Semana Santa y es una de las personas que más horas de su vida ha dedicado a la Semana Santa".

El Orfeón Cacereño y la banda del Cristo del Humilladero también participaron en el acto.