El presidente de la Confederación Española de Personas con Discapacidad (Cocemfe), Manuel González, vive en Cáceres desde hace más de 20 años. Posee una deficiencia no clasificada, pero que se asemeja a una parálisis cerebral. Aunque cree que en esta ciudad queda mucho camino por recorrer, se siente "muy orgulloso" de ella porque, dice, "hay un camino abierto por el que se puede trabajar en la atención a los discapacitados".

--¿Qué le parece la instalación de las plataformas extensibles?

--Me parece que son muy positivas porque vienen a ayudar a todas las personas con movilidad reducida. Y cuando digo todas no me refiero solo a los que usan sillas de ruedas, sino que ayudan también a las mujeres ancianas y a las mamás con carritos de bebé. Son un gran avance para toda la sociedad.

--¿Cree que Cáceres es una ciudad accesible?

--La idea es que se cumpla a rajatabla la Ley de Promoción de Accesibilidad de Extremadura, pero no cumplirla con paños calientes. En Cáceres se está trabajando para cumplirla, pero queda mucho camino por recorrer y muchas cosas por hacer.

--¿Cree que el problema radica en que la sociedad no está concienciada con los problemas que puede encontrar un discapacitado?

--Puede. Lo cierto es que hasta que no te montes en una silla de ruedas nunca entenderás los problemas que te puedes encontrar ni qué se siente.

--¿Con qué problemas ha llegado a encontrarse mientras da un paseo por la calle?

--Hay muchos bordillos que llegan a estar cerca de seis centímetros separados del suelo. Eso es un simple ejemplo, pero que a nosotros nos dificulta mucho nuestro paseo.

--¿Puede decir alguna acción que en estos momentos una persona normal puede hacer y un disminuido físico no?

--Sí, pesarse. No existen básculas preparadas para discapacitados físicos. La única manera que existe es que la persona se pese con la silla y después pesar la silla. Para saber tus kilos hay que restar tu peso al de la silla.

--Y las instituciones ¿cree que están concienciadas con el colectivo que usted preside?

--Si digo sí estaría mintiendo, pero si digo no, también lo haría. Lo ideal es que las personas lleguen a olvidarse de que el que tienen en frente es discapacitado físico. Pero para conseguir eso todavía habría mejorar muchas cosas. Recuerdo que un amigo decía que hay que quitarse la silla de ruedas de la cabeza para ponérsela en el trasero.