Formó parte de la organización de Womad hasta el año 2000 y fue uno de los pioneros de la asociacion de amigos del festival. Ahora, ya como espectador, Marce Solís reflexiona sobre la evolución del certamen.

--¿Qué es el Womad?

--Un mercado de músicas desconocidas donde se puede descubrir culturas de otras partes. En Cáceres es un símbolo, pero con sello británico.

--¿Y el espíritu Womad?

--Nació para ayudar al tercer mundo, aunque todos los artistas pasan primero por el filtro de Inglaterra.

--Se fue hace diez años del Gran Teatro. ¿Acabó harto?

--Ahora viene hecho, pero antes nos mandaban una lista de artistas internacionales y decidíamos cuál convenía a la ciudad. Fue con tanta lucha que me agotó. En el 2000 dije: o Womad o yo.

--¿Qué concierto recuerda?

--Uno de los tambores de Burundi en San Jorge. Empezó a llover a cántaros y los músicos se recogieron. La gente siguió y volvieron a salir. Fue memorable.

--¿Su mejor noche?

--Los primeros años disfruté muchísimo, en especial los domingos. Recuerdo un concierto de Eleftheria Arvanitaki con la plaza Mayor llena en el que salimos a gritar contra el racismo.

--¿Y la peor?

--Muchas. El 2000 fue terrible. Hicimos un mercadillo y ganamos dinero, pero se me enfrentaron los feriantes. Fue un caos.

--¿A quién le hubiera gustado traer al festival?

--A Van Morrison. Ya ha estado en otros Womads.

--¿Conoce a Peter Gabriel?

--Sí. Estuve con él en los camerinos del Príncipe Felipe e Inglaterra. Es una persona supertímida y no es nada simpático.