Dispuesta a que las viviendas de Aldea Moret cumplan el papel social para el que fueron concebidas y a trabajar para que esos pisos dejen de ser un fracaso, la responsable de Asuntos Sociales, Marcelina Elviro, que por fin toma vacaciones, habla en esta entrevista de la patata caliente de su concejalía: el bloque C de la calle Ródano.

--Cuando habla de Aldea Moret es que cuando más me parece que usted es una mujer que promulga una ideología social, ¿es así?

--El tema que a mí me agobia, porque es donde está el problema social, es Aldea Moret. Le tengo que dar una solución y desde luego esa solución es progresista, que es como tiene que ser la acción social.

--¿Pero no cree que a veces cae en el error de promulgar más una política de papel que de hechos?

--Ni siquiera tengo un ordenador en este despacho, por lo tanto he llevado a cabo una política activista. Llevo muchos años en esto, desde que empecé a tener uso de razón. Me fui muy joven a Madrid y cuando me fui ya tenía mi propio análisis de cómo se vivía en esta tierra, por lo tanto desde muy pequeña tengo un compromiso político. Siempre he pensado que hay que conocer la realidad en la que vives. Soy muy observadora de las cosas y de las personas, entonces tienes que buscar una solución a las cosas que están mal y que no te gustan. He hecho una política de la calle, de recibir a mucha gente, de quedar con mucha gente, de ir a los barrios, y de saber cómo estaba la situación para darle salida. Y ahora mismo tengo una radiografía de lo que esta ciudad necesita en materia de recursos, en materia de acción social.

--Pues vayamos a los hechos, ¿qué se ha hecho?

--Está claro que la situación económica que tenemos en el ayuntamiento te impide avanzar en lo que tú quieres. Pero sí se ha hecho una radiografía de la ciudad. Y sí se ha tratado de dar la vuelta a la ayuda a domicilio, por ejemplo. Quiero que se mejore esa ayuda a domicilio y a ser posible con una empresa de gestión municipal.

--¿Pero, por ejemplo, qué pasa en Campsa?

--Es un tema que yo tengo mi competencia en la medida en que ahí ha estado viviendo una familia hasta ahora, a la que se le ha adjudicado una vivienda por parte de la Junta de Extremadura porque hay niños pequeños, ahí viven cuatro menores de edad. Hay informes sociales, de obras y de la policía. Tenía que sacar de ahí a esos niños. Ahí se corría un peligro. La semana pasada volvimos a acudir con la policía porque estaban con radiales, habían vuelto a enganchar la luz en un palo, en un poste de la luz de alta tensión. Eso hay que solucionarlo porque Campsa puede ser un riesgo para la seguridad.

--¿Y qué ha pasado con esa familia de la que habla?

--A partir de ahora estamos trabajando en una dinámica con cuatro familias en riesgo de exclusión y ésta es una de ellas. Se trata de una forma de trabajar que hemos implantando en el Imas. Ellos se han comprometido no solamente a pagar su vivienda sino a una serie de propuestas que se han hecho. Por primera vez tienen que llevar a los niños al colegio, pagar la luz, el agua, la casa, una serie de exigencias que deben cumplir a cambio de vivir como vivimos los demás.

--¿Los indigentes? siguen estando donde estaban...

--Es un problema que hay en la ciudad. Son personas que en su mayoría no son de aquí sino que han venido porque aquí encuentran lo que buscan: edificios en ruinas, y tienen facilidad para ir a comer a determinados sitios, piden ayudas al Imas y son personas en su mayoría drogodependientes o dependientes. A las personas que hemos tenido la suerte de tener una profesión, de tener una familia, de tener unas buenas condiciones de vida, no nos gusta que estas personas estén en la calle, a lo mejor porque nos recuerdan la suerte que tenemos nosotros.

--¿Pero qué se hace con ellos?

--Con estas personas se está trabajando y es difícil abordar el problema. En el tema de los indigentes nosotros como ayuntamiento llegamos hasta donde llegamos. Ellos ocupan la vía pública, pero por otra parte intervienen otros factores y personas que son responsables. Si decimos que son dependientes, se tiene que intervenir sanitariamente, tiene que haber un médico que determine qué les pasa, qué tienen y qué grado tienen. También tiene que intervenir el juez, porque la policía tiene hasta cierto punto determinada responsabilidad con ellos. Por lo tanto, se tiene que ir a un protocolo de actuaciones con los indigentes. Y eso ya lo he hablado con el fiscal, y creo que estamos de acuerdo. Es necesario un protocolo de funcionamiento para la ciudad donde los diferentes sectores implicados actúen.

--Vayamos a la patata caliente de su concejalía: el bloque C....

--Estamos arreglando las cosas para el segundo realojo. El estudio jurídico y el estudio social de las personas está hecho. Las casas se darán en cuanto terminen las obras. Hay una urgencia de no solamente trabajar en el bloque C, se está trabajando en los demás bloques para la regularización de las viviendas porque es algo que no se puede dejar, si se deja, los demás bloques corren el riesgo de correr la misma suerte que el bloque C. Lo digo aquí, lo he dicho al director general de la vivienda, y a la alcaldesa: las viviendas sociales han sido un fracaso desde el punto de vista social porque no han conllevado un trabajo con las personas que iban a vivir allí. Nosotros somos responsables, pero sobre todo quien ha gobernado 12 años esta ciudad. Creo que en los ayuntamientos de los ciudades se tendría que haber hecho una política común, haber comprometido a la gente a que cuando tiene o adquiere un bien lo tiene que pagar. Ahora se está trabajando bloque a bloque y sabemos cual es la situación de cada familia y cómo se puede ir abordando esa situación.

--¿Y cuál será el final del bloque?

--Eso está encima de la mesa. En un principio pensábamos que ahí se podía hacer algo. Según los informes técnicos que tenemos, rehabilitar ese bloque va a costar mucho dinero. El bloque está muy deteriorado, cada día más. Después del segundo realojo decidiremos qué haremos con él.

--¿Pero cuándo estará vacío?

--Espero que pronto, que no pase el 2008 y que el bloque ya esté vacío. Los procesos administrativos en el ayuntamiento y la falta de dinero son dos inconvenientes. Primero he tenido que buscar las otras viviendas. Se ha hecho un proyecto de rehabilitación y ha coincidido que todo el mundo estamos pidiendo cosas a los técnicos. La ciudad no está parada. Si contamos las horas que le hemos echado los concejales y la alcaldesa este año al trabajo municipal, posiblemente nos salgan más horas que los 12 años de gobierno popular.

--Disfrute de sus vacaciones...

--Gracias. Ha sido un año muy duro y me apetece desconectar. Desde que soy concejala no había vuelto a salir de vacaciones y la verdad es que ha habido momentos donde he querido tirar la toalla porque abrías una puerta y se caía el techo encima. Había que organizar todo lo que no se había hecho durante años.