Toda una vida llevan sonando los acordes de La flor de la canela , El rosario de mi madre , Que te vaya bonito o Habaneras de Cádiz , tanto, que constituyen la banda sonora con la que María Dolores Pradera ha entrado, quizás sin sospecharlo, en muchas vidas o al menos en algunos de sus momentos. Su nombre va irremediablemente seguido del apelativo ´la gran dama de la canción´ --aunque a ella le parezca exagerado--; su voz y sus ademanes en el escenario son pura sutileza; y cada estrofa pertenece al timbre de su garganta, por mucho que otras se hayan esforzado en versionarlas. María Dolores Pradera celebra hoy en Cáceres que lleva Toda una vida subida al escenario, con una iniciativa de la Asociación Amigos del Bolero y Caja Duero. Le acompañará un aforo completo que agotó las entradas para verla en poco más de una hora.

--¿Cómo es ´la gran dama de la canción´?

--Yo no me veo así y en el trato cercano nadie me ve así. Fue algo que me pusieron en América, donde son muy ceremoniosos. Creo que es una exageración y prefiero que me llamen por mi nombre, aunque estoy muy agradecida. María Dolores Pradera es muy tranquila, tiene una vida muy sencilla.

--La veremos hoy en Cáceres recordando su historia musical...

--Es lo que hago últimamente. Hay unas canciones que son inamovibles en mi carrera y con las que la gente me identifica, aunque cada año añado nuevos temas a mi repertorio porque cada año grabo un disco nuevo.

--Su historia artística incluye el cine y el teatro. ¿Qué le dio la música que se quedó?

--Es verdad que tuve mucha suerte, sobre todo en el teatro y trabajé con artistas muy importantes. Me sirvió de aprendizaje y me ha ayudado a sentir más y a interpretar mejor las canciones. Lo cierto es que empecé a cantar de forma esporádica en los veranos, durante los descansos del teatro. Los músicos me presionaron para que no volviera al teatro y yo acepté con todo gusto.

--La gira se llama Toda una vida.

--Sí, pero solo es mi vida musical. No son canciones autobiográficas ni recogen mi vida personal. Entre los temas seleccionados está el bolero Toda una vida y otras canciones que la gente asocia a mí, aunque otros artistas las hayan cantado. Estoy muy agradecida porque esta gira me ha dado mucha suerte, y en una época con poco trabajo no he parado en todo el año.

--Y recorriendo esa vida recuerda a algunos compañeros...

--Claro. No olvido a Carlos Cano y le canto varias canciones. Fue una pena que se nos fuera muy joven y con mucha poesía dentro. A la gente le emocionan sus canciones. También hay un recuerdo para José Alfredo Jiménez o Los Sabandeños, con los que he hecho giras y con los que grabé el último disco en el que nos nominaron para el Grammy... He tenido la suerte de ser millonaria en amigos, con amistades muy duraderas, y por eso me considero afortunada.

--De su vida personal ¿con qué recuerdos se queda?

--Uff. ¡Son tantos! Recuerdo cuando era niña y cogíamos el barco para ir a ver a mi padre. Recuerdo las sirenas de los barcos. Y creo que les cogí tanta manía que no he vuelto a ir en uno de ellos, de hecho me encanta el mar, pero no me gusta meterme dentro.

--¿Dónde nace la energía necesaria para no aguantar un año tras otro sobre el escenario?

--No lo sé. Quizás ver que la gente sigue llenándome los teatros es lo que me permite mantenerme joven y fuerte, mantener la ilusión. Todo se lo debo el público, y no lo digo como un tópico.

--¿Los premios la alimentan?

--Tengo la Medalla al Trabajo, la del Círculo de Bellas Artes, el premio Larra, el Premio Nacional de Teatro, la medalla de oro a las Bellas Artes, está tan discutida... Todos se saborean igual y yo los saboreo mucho porque solo he conseguido premios por lo que he hecho sobre los escenarios. Era muy mala estudiante y cuando daban premios en los colegios nunca era a mí. Disfruto cada premio, pero no los tengo expuestos, están todos guardados y los miro solo de vez en cuando.

--¿Por qué los esconde?

--No los escondo, es que es algo muy mío y prefiero no exhibirlo.

--¿Cómo ha conseguido mantener los pies en el suelo estando en la cima musical tanto tiempo?

--No lo sé, es algo que va conmigo. Nunca he tenido la cabeza ´a pájaros´ y todo lo agradezco, porque no creo que merezca tanto.

--¿Y hasta cuándo?

--Hasta que el cuerpo, el espíritu y la ilusión aguanten. Sobre todo la ilusión. En el momento en que eso pase, me quedaré en casa y me dedicaré a pasear y estar con mi familia. Cada vez que subo al escenario tengo la impresión de que es la primera vez que lo hago y eso ayuda a hacer méritos. Además me emociona ver la variedad de público que veo al otro lado y escuchar los aplausos. Me encanta la gente joven, que me grita: "No te mueras nunca". A lo que yo les respondo: "estoy en ello".

--Si no se hubiera dedicado al arte, ¿dónde habríamos visto a María Dolores Pradera?

--No lo sé. Desde niña comencé con el ballet, cantaba, tocaba el piano, me inventaba funciones que hacía con mis hermanos y comencé tan pronto con el cine... Definitivamente, no lo sé.

--¿Y para cuándo nuevo disco?

--Pues el próximo año, porque lo estoy preparando ahora, aunque voy con tranquilidad.

--¿Nos regala un trocito de La flor de la canela para despedirnos?

--Por supuesto..."Y recuerda que, jazmines en el pelo y rosas en la cara, airosa caminaba, la flor de la canela, derramaba lisura y a su paso dejaba, aroma de mixtura, que en el pecho llevaba. Del puente a la alameda, menudo pie la lleva por la vereda que se estremece, al ritmo de su cadera, recogía la risa de la brisa del río y al viento la lanzaba, del puente a la alameda".