--Afirma que fue víctima de acoso laboral en el tanatorio San Pedro de Alcántara, ¿cuáles fueron las causas?

--Si lo analizo friamente, no hubo uno sino varios. El gerente me dio un guantazo porque le dio la gana y cuando le dije que le podía denunciar por agredirme, se echó a reír. Su superior, Juan José López Vivas, me preguntó qué me pasaba y me puse a llorar. Habló con el gerente y él no se lo negó. Me dijo que entre nosotros había una relación de amor y odio. Al día siguiente, vino a mi mesa y se puso a dar voces y a decirme que quién me creía que era.

--¿A qué cree que se debió esta actitud hacia usted?

--El sabrá los motivos, yo no los sé. Este señor --el gerente Luis Carlos Fernández-- estuvo mucho tiempo detrás de mí y, desde que empecé a salir con un compañero de trabajo, ya no me trataba igual. Me recordaba cómo iba vestida. Si llevaba falda larga o ropa que no se transparentara, me preguntaba si era de los Testigos de Jehová. Quería que me dejara en paz.

--¿Qué pasó cuando lo puso en conocimiento de sus jefes?

--Dejó de dirigirme la palabra. Me llamaba por teléfono riñéndome porque tardaba mucho en mi trabajo, a pesar de que nadie se quejaba, algo que no había ocurrido hasta entonces.

--¿Por qué no denunció las agresiones que dice haber sufrido?

--Por mis hijos. En aquel momento estaba separada y tenía que mantenerlos. En la entrevista de trabajo me preguntaron primero si tenía que pasarle manutención a mi exmarido.

--¿Llegó a sentirse acosada sexualmente por el gerente?

--Sí, incluso delante de más de un compañero. Parece que si estás separada no vas a tener razón nunca. Me daba pellizcos y siempre que podía te tocaba cuando venía a traerte un papel.

--¿Qué ocurrió luego?

--Estuve de baja médica casi un año y cuando regresé no duré ni dos horas en el tanatorio. Me dijeron que no había trabajo para mí. Juan José López me dijo que, como le iba costar lo mismo de baja que trabajando, que me quedara sentada y no hiciera nada, sin tocar una flor ni hablar con nadie. Entonces me vine abajo y me llevaron a Urgencias porque ya no podía más.

--¿Confía en poder recuperar su actividad laboral normal?

--No, le tengo miedo a los recuerdos que me traen todavía las flores con las que trabajaba.