«Creo que los lugares en que he estado y las fotos que he hecho durante mi vida me han estado conduciendo hacia ti». La frase es de la maravillosa película ‘Los puentes de Madison’. Y claro que es aplicable al caso de Marisa Caldera y Miguel Ángel Cordero de Toledo. Entre otras cosas porque, qué quieren que les diga, no es lo mismo casarse a los 20 que casarse a los 50. Es verdad que a los 20 tu cuerpo es esa mezcla de testosterona y ballet que hace de los primeros años del matrimonio un revolcón continuo. Pero luego llegan los hijos, y el trabajo, y las reuniones familiares con el cuñado impertinente... Así que miren, cuando uno ha cumplido los 50 y decide pasar por el altar es porque no hay más motivo ni más excusa para ello que el amor. «¿Cómo te amo? Déjame contarte las maneras. Te amo con la profundidad, la anchura y la altura que mi alma puede alcanzar». La frase, en este caso, es de Elizabeth Barrett, y seguramente es igualmente aplicable a la historia de Marisa y Miguel Ángel porque cuando has llegado a los 50 sabes lo que es el amor de tanto como has sufrido el desamor.

Es precioso el romance que hace 10 años iniciaron Marisa y Miguel Ángel, pero sus detalles se quedan para ellos, para sus amigos, para sus familias, pero no para las páginas de un periódico. Lo que sí queda para los lectores es una parte de lo que ayer sucedió en el Castillo de las Arguijuelas, establecimiento que regenta César Ráez y donde la pareja -55 años él, 53 años, ella- decidió celebrar el que sin duda fue el día más feliz de sus vidas.

Comenzaron a las ocho y media de la tarde, en la ermita de San Jorge, donde se celebró la ceremonia eclesiástica, oficiada por Miguel Ángel Morán y don Isidoro. Estuvo amenizada por miembros del Coro de la Universidad de Extremadura. Los padrinos, Antonio Caldera, hermano de la novia, y Ana, prima del novio. A su término, 20 disparos de pirotecnia de papel, que llenaron el cielo de papeles de colores.

La novia llegó al altar vestida con un maravilloso diseño en gris perla elaborado por Rosa Clará, del que destacaba el largo velo. Peinada en la peluquería MyJ y maquillada por su hija, Marisa Caldera portaba un ramo de hortensias de azul intenso.

La boda se celebró con un coctail de dos horas y media de duración. Destacó el piromusical de siete minutos con la banda sonora que ha marcado la historia de amor de la pareja, comenzó con salsa y terminó con ‘Moulin Rouge’, la película que tanto les gusta.

No hubo vals sino la bachata con la que se conocieron, algodón dulce de la feria, barra libre, migas con chocolate... un montón de sorpresas para los 95 invitados que asistieron a la boda, entre ellos la alcaldesa, Elena Nevado, concejales y el actor cacereño JC Corrales.