NACIO EN SALAMANCA

ESTADO CIVIL CASADA Y CON DOS HIJAS DE 5 Y 10 AÑOS.

TRAYECTORIA COMENZO SU CARRERA COMO FISCAL EN CACERES EN 1989, ESPECIALIZANDOSE EN CASOS DE MENORES Y DISCAPACITADOS. HA COORDINADO LA FISCALIA DE MENORES DESDE SU CREACION

Marta Abellán siempre quiso ser fiscal. Al menos desde que empezó a estudiar Derecho, y eso lo tuvo claro desde pequeña. No en vano en su casa, con un padre profesor de Derecho Constitucional y dos abuelos secretarios de Magistratura, uno, y de ayuntamiento, otro, las leyes eran el pan de cada día. Hoy, sus hijas también conviven desde que nacieron con términos como juicios, leyes, detenidos..., pero "ellas, por ahora, quieren ser profesoras". El 23 de febrero fue nombrada fiscal jefe de la provincia, es la primera puesto que el cargo es de nueva creación. Su elección, según quienes la conocen, es un premio a su vocación y a su trabajo.

--"Su nombramiento es un acto de justicia", dijo el fiscal superior de Extremadura, Aurelio Blanco. ¿Lo es?

--No sé si es un acto de justicia porque cualquier compañero podría haber sido fiscal jefe también, pero lo cierto es que desde que llegué a Cáceres he trabajado muy entregada y con una vocación muy grande porque siempre quise ser fiscal. He visto cómo se ha ido formando esta Fiscalía y lo ha hecho muy bien. Yo pretendo que siga evolucionando. Si es un acto justo o injusto mi nombramiento lo tienen que valorar los demás.

--Al puesto aspiraban otros tres fiscales, dos hombres y una mujer. ¿Qué cree que inclinó la balanza hacia usted?

--No sé, soy la más antigua en esta Fiscalía y quizás la que mayor experiencia puede tener, pero creo que cualquiera de ellos podría haber sido elegido.

--Va a dirigir el trabajo de 17 fiscales, su puesto es nuevo y es la primera vez que una mujer accede a la jefatura de la Fiscalía en la región. ¿Pesa mucho esa responsabilidad?

--Lo de dirigir a los fiscales es una experiencia extraña porque he sido su compañera durante 18 años y ahora tengo que visar sus calificaciones y resolver los problemas. Para eso no hay varita mágica; me lo irá diciendo la experiencia. En cuanto a ser la primera, no impone tanto como la responsabilidad de hacerlo bien o de que las funciones del fiscal se cumplan. Ese es el reto que tengo.

--¿En qué se notará su mano?

--De momento, no habrá cambios. La Fiscalía está funcionando muy bien y ahora es pronto, acabo de llegar. Mi idea es continuar la misma línea, con las secciones especializadas y sí quizás mantener una mayor coordinación con las instituciones que tengan parcelas convergentes con las nuestras. El fiscal no puede estar al margen de las instituciones, sino integrado. Es una forma también de que los colectivos más sensibles estén protegidos, como los profesores, por ejemplo.

--¿Y con qué retos se enfrenta el fiscal del siglo XXI?

--Es muy difícil decirlo. Quizás que nos adaptemos a la evolución vertiginosa de la sociedad y a las nuevas formas de delincuencia --la piratería, los delitos informáticos, las redes internacionales criminales...--, que son muy difíciles de combatir. Por eso los fiscales necesitamos recibir paralelamente una formación muy cualificada y especializada en todas estas formas de delincuencia. Por ejemplo, en las sustracciones internacionales de menores con las que nos estamos enfrentando ahora y que requieren la cooperación internacional. Quizás el reto sea ese: la globalización.

--Comienza su mandato con una huelga de funcionarios. ¿Cómo valora la situación?

--Las reivindicaciones pueden ser justas porque el nivel de vida sube, pero creo que la Administración de Justicia no se puede permitir que dure más. Nos va a costar muchísimo sacar el atasco y hay unos ciudadanos que están esperando. Creo que va a tener un coste social muy grande.

--Ha coordinado la Fiscalía de Menores de Cáceres desde su creación. Algunos sectores piden rebajar la edad penal. Por su experiencia, ¿lo ve necesario?

--Sí. Antes la Ley del Menor de 1992 establecía la edad penal a partir de los 12 años y eso nos daba un margen para atender las necesidades educativas y sancionadoras de menores de entre 12 y 14 años que ahora no podemos. La Ley del Menor es muy flexible en cuanto a la intervención del fiscal: no le obliga a intervenir si no es necesario. Si a un menor de 12 a 14 años se le pudiera acusar y abrir un expediente, se da una oportunidad de corregirle a una edad más temprana, a la que es más posible resocializar.

--¿Lleva una estadística de los delincuentes que ha conseguido meter en prisión?

--No, es imposible llevar las cuentas de las sentencias condenatorias en todos estos años.

--El fiscal tiene una faceta de acusación y otra de protección. ¿Cuál de las dos le atrae más?

--La de acusación es la tradicional, pero creo que el fiscal es muchísimo más que un acusador y precisamente las reformas de la ley lo que pretenden es que el fiscal intervenga defendiendo a las víctimas. Cuando se comete un delito, hay un autor pero también una víctima, a la que hay que informar, atender y no olvidar, para que no haya una victimización secundaria como ha habido hasta ahora

--Como ha pasado con las víctimas del terrorismo.

--Efectivamente.

--¿Cuál es la mayor frustración de un fiscal?

--Estar convencida de que la acusación que llevas a un juicio está muy fundada y no poder o no tener la prueba y la capacidad suficiente para probarlo. El fiscal tiene que desmontar ese derecho que tiene todo ciudadano a la presunción de inocencia, y para saber si es o no culpable, el fiscal tiene que probarlo.

--¿Usted es de las que reivindican que las mujeres ocupen cargos de poder?

--Yo reivindico que haya un reparto equitativo y si en esta fiscalía somos ocho mujeres y cinco hombres, el que la jefa sea una mujer es el reflejo de la propia plantilla. Creo que la Fiscalía General del Estado tiene mucho en cuenta eso.

--Si fuera hombre, no se le preguntaría cómo concilia su vida profesional y familiar. ¿Por qué?

--Porque los hombres han organizado su vida dedicándose mayoritariamente a su trabajo y a su proyección profesional, mientras que las mujeres tenemos la cabecita muy bien dividida en múltiples parcelas. Tenemos una para nuestro trabajo, pero hay otras parcelas que continua y diariamente rellenamos para nuestro hogar, nuestros hijos... y sabemos organizarnos. Quizás eso también nos dé una capacidad de trabajo distinta en la Fiscalía y nos ayude.

--¿Llegará un día en que sea una pregunta también para hombres?

--Sí, por supuesto. A lo mejor no lo vemos nosotros ni la siguiente generación, pero creo que llegará y será lo justo.

--¿Dónde es más difícil conquistar la igualdad dentro o fuera de casa?

--En la casa, sin duda. En el terreno profesional, las universidades están llenas de mujeres con una fuerza de voluntad y una capacidad de estudio muy grande que se refleja en el ámbito laboral. Sin embargo, en la casa es donde todavía tenemos que reivindicar. Ahí es donde queda mucho por hacer.