La tradicional Fiesta de los Santos Mártires consiguió ayer reunir a algo más de 2.000 personas en el entorno de la ermita del Paseo Alto. El frío y la intensa niebla, presentes en todos los actos, no consiguieron restar ambiente al festejo, aunque sí reducir a más de la mitad la afluencia de público que estaba prevista, pues los organizadores de los festejos --el ayuntamiento y la cofradía de Nuestra Señora de los Mártires-- esperaban que acudieran este año a la cita unas 5.000 personas, y la cifra de participantes no llegó a los 2.500.

Pero aunque la celebración de la festividad de los Santos Mártires, san Sebastián y san Fabián, se vio algo deslucida por la falta de sol, el brillo de sus muchas tradiciones, las que cada año revive y tan arraigadas están en numerosos cacereños, no faltó.

Mayores y pequeños, parejas, y familias al completo, así como muchos de los miembros de la corporación municipal, desde el alcalde y sus concejales, a la portavoz del PSOE y otros miembros de su grupo, disfrutaron de la música y el baile, que pusieron los grupos Alborada y El Redoble, y compartieron roscas, vinos y los tradicionales pinchos que se confeccionan para la romería.

La jornada se abrió a las 12.15 horas con la celebración de la misa, como siempre, y pese al mal tiempo, en el exterior de la ermita, en la explanada existente delante de su entrada y en presencia de las imágenes de san Sebastián y san Fabián. Fue oficiada por el párroco de San Blas y amenizada por la música y las canciones del grupo Alborada.

Tras la misa, y una vez que los santos fueron devueltos a la ermita y ocuparon sus espacios, a ambos lados de la imagen de la Virgen, los actos religiosos dieron paso a los puramente festivos y lúdicos. Mientras que los integrantes del grupo El Redoble demostraban sobre el escenario su saber hacer en lo que son los bailes y música folclórica, los asistentes cumplieron con dos obligadas tradiciones: la entrada a la ermita para ver a los santos y a la Virgen, coger sus estampas y depositar sus donativos; y la compra de las roscas de anís.

Después se dispersaron por el entorno de la ermita y mientras unos presenciaban la actuación del grupo folclórico El Redoble, otros, la inmensa mayoría de los asistentes, dieron buena cuenta de las 4.000 roscas de anís, 100 kilos de patatera, 75 tortillas de patatas, queso, vino y cerveza preparadas para la ocasión.

Los fondos obtenidos de todo ello, así como de la mesa de

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