Una espada de Damocles pende desde hace cinco años sobre el futuro del Centro de Instrucción y Movilización número 1 de Cáceres (Cimov). Cuando el jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra anunció en marzo del 2002 que a las instalaciones le quedaban unos meses de vida, comenzó a escribirse la crónica de la supervivencia de la base militar en la que aún no se ha puesto el punto y final. Este es el resumen de ese periodo en entredicho.