Alberto Moreno (35 años) nació en Madrid. Llevaba seis años trabajando para diferentes firmas haciendo la carga y descarga pero le despidieron. Eso y los problemas que sufrió con las drogas, de los que ya se ha rehabilitado, le llevaron a terminar en la calle. Desde hace dos meses duerme en el Centro Vida de Cáritas, donde ha encontrado un hogar. «Nunca pensé que iba a terminar de esta manera. Verme en la calle fue muy duro», reconoce. Juan José Caldera (51 años) es cacereño y lleva nueve años en el paro. Al principio sobrevivía con las ayudas sociales pero dejó de percibirlas, por lo que terminó también en la calle. Ahora vive con Alberto en Cáritas. «Con esta edad nadie me contrata, en Cáritas me ayudan, para mí es un hogar», explica.

Son dos de las 16 personas que actualmente residen en el Centro Vida, donde además de un lugar donde dormir les ofrecen asesoramiento, entre otros asuntos, para encontrar empleo. Y desarrollan actividades. Este año, como novedad, la asociación Aztide ha llevado a cabo con ellos terapias con perros, a los que han aprendido a adiestrar para las terapias que la asociación desarrolla con personas con discapacidad. H POR SIRA RUMBO.