Lleva medio siglo abierta las 24 horas los 365 días del año. Se trata del mayor centro educativo de la región, pero sus programas docentes y sus objetivos pedagógicos han sido igualmente mayúsculos. Llegó a tener 5.000 alumnos por curso procedentes de distintos puntos de España en sus 8 hectáreas, con 30.000 metros cuadrados de instalaciones, que albergaron conciertos históricos de Mocedades, Jarcha o Serrat, auténticos eventos deportivos y todo tipo de actividades. Fue siempre un centro avanzado desde su fundación en 1967 como Universidad Hispanoamericana de Cáceres, luego Centro de Enseñanzas Integradas, y hoy IES Universidad laboral.

Anoche, la ciudad le concedió la Medalla de Oro, máximo reconocimiento, por tan dilatada trayectoria. En el Gran Teatro era palpable el orgullo de quienes están o han estado vinculados al centro. La ceremonia estuvo arropada por la alcaldesa de Cáceres, Elena Nevado, la consejera de Educación, Esther Gutiérrez, los vicepresidentes primero y segundo de la Asamblea, José Andrés Mendo y Fernando Manzano, el presidente del PP extremeño, José Antonio Monago, y diversos concejales.

Tras la lectura por parte del secretario del ayuntamiento, Juan Miguel González Palacios, del dictamen del pleno que concedió esta Medalla de la Ciudad de Cáceres, se proyectó un vídeo con las imágenes del recinto educativo y comenzó la glosa de la Universidad Laboral a cargo del concejal de Cultural, Laureano León, quien elogió «la laboriosidad ejemplar» del centro, su «carácter pionero en muchas facetas desde los inicios», y el hecho de que los cuidadores de los internos hayan sido «madres, padres, consejeros y amigos de los alumnos».

A continuación tuvo lugar la imposición de la medalla por la alcaldesa, Elena Nevado, al director del centro, Andrés Talavero, que ayer confesó sentirse «superado» por este homenaje. No en vano, lleva 34 años al frente del recinto y conoce como nadie los méritos, los logros y las dificultades que ha tenido que ir superando el equipo de profesionales para adaptarse continuamente a las actualizaciones educativas, y las horas de estudio que han dedicado miles de alumnos para labrarse un futuro entre sus paredes durante medio siglo.

En su discurso, Andrés Talavero hizo un recorrido por la historia del recinto, que durante años recibió a alumnos de todo el país --generalmente de padres mutualistas--, a los que se les facilitaban todos los recursos para poder estudiar, desde el alojamiento en el internado hasta el material escolar e instalaciones de una calidad sin parangón. El director tuvo palabras de cariño para los profesores de hoy, para los de ayer, para todos los trabajadores que han hecho posible esta trayectoria (educadores, cocineros, limpiadoras, camareras, administrativos, personal de conservación, ordenanzas, sanitarios...) y para los estudiantes, de los que destacó su «excelencia». De hecho, durante años se esmeraron en expedientes brillantes para mantener sus becas.

Por su parte, la alcaldesa de Cáceres, Elena Nevado, destacó que desde 1967 la Universidad Laboral «ha sido y es referente educativo, pero también se ha conformado como una parte fundamental de las vidas de muchas generaciones que convirtieron sus paredes en un hogar, con el servicio de internado, o como única fórmula para poder recibir una educación, inaccesible para jóvenes sin recursos. Eran otros tiempos en los que se podían pasar meses sin ver a sus familias», relató la alcaldesa.

También aprovechó su intervención para recordar que este gran complejo, con 1.300 alumnos y 200 trabajadores en la actualidad, «lleva años esperando una reforma integral que es más que necesaria». Hizo alusión al plan de inversiones para la Universidad Laboral, de 4 millones de €, aprobado por la Junta en la legislatura anterior y ratificado en 2016. De esta inyección sigue pendiente el traslado del Conservatorio y del Centro de Profesores a la Laboral. «Es una cuestión de justicia y necesidad», dijo Nevado.