Cáceres cuenta desde ayer con un hijo predilecto más. Joaquín ‘Kini’ Carrasco engrosa la lista de los cacereños que ostentan el máximo reconocimiento que otorga la ciudad a sus vecinos. Y lo hace por méritos propios: es un ejemplo de superación. El ayuntamiento quiso reconocer así la «exitosa y dilatada» trayectoria del deportista paralímpico. Visiblemente emocionado durante el acto en el que estuvo acompañado de amigos y familiares, Carrasco agradeció la distinción y destacó que «siempre ha llevado el nombre de su ciudad con orgullo». Hasta tal punto que viajó con la virgen de la Montaña a Barcelona, Sidney y Río de Janeiro: los tres juegos paralímpicos en los que ha participado. Entre la fe y la devoción cacereña lució una insignia de la patrona en la solapa de sus zapatillas.

Durante su discurso recordó sus comienzos en el deporte. Fue con 20 años cuando sufrió un accidente de motocicleta con el que perdió uno de sus brazos. Fue ahí cuando comenzó una «cruzada» en la que tuvo que aprender a hacer esas cosas sencillas que no se valoran como son atarse los cordones de las zapatillas, ponerse un reloj, cortar un filete para poder comer». Siempre acompañado de los que le querían. Ahora en su pared cuelgan 37 medallas de oro, 22 de plata y 11 de bronce y acumula más de 60 campeonatos a sus espaldas.

La alcaldesa, Elena Nevado dedicó unas palabras al nuevo hijo predilecto y añadió que es «un ejemplo de saber vencer a la adversidad y de no rendirse nunca». «Cuanto más difícil se ponen las cosas es cuando más ofrece de sí mismo, porque no se pone límites y es capaz de superar cualquier barrera, ya sea mental o física”, ha destacado Nevado. Además de la corporación municipal, al acto asistió el presidente del PP en Extremadura, José Antonio Monago; la exalcaldesa de Cáceres, Carmen Heras; el subdelegado del Gobierno en Cáceres, José Carlos Bote; y la directora general de Deportes, Conchi Bellorín.

La rúbrica del cacereño ya figura en el libro de honor y en ningún momento ocultó su entusiasmo. «Sin lugar a dudas tiene más valor para mi que ningún trofeo que haya conseguido». También añadió que su esperanza que es «sirva para que todos los niños que empiezan a hacer deporte no piensen en ganar sino en sentirse orgulloso de lo que hacen, porque algún día su sueño se hará realidad, como hoy -por ayer- se hace del sueño de aquel niño que corría por la avenida de San Blas», expresó Carrasco que concluyó con un «Cáceres, te quiero».