Música, color y mezcla entre culturas. La parroquia de Guadalupe (en Moctezuma) se convirtió ayer en un punto de referencia para la integración de los pueblos hispanos, cada vez más presentes en la ciudad. La iglesia, con el párroco Tino Escribano a la cabeza, celebró el Día de la Hispanidad lejos de desfiles militares y fuerzas armadas, ya que se centró en demostrar a los cacereños que la convivencia entre culturas es posible "si usamos el respeto como arma infalible. Este día nos permite darnos cuenta de que tenemos culturas e identidades diferentes pero que pueden juntarse sin problemas", decía el párroco en un momento de la eucaristía, que tuvo lugar a las 12.30 horas y que estuvo basada en el lema: "No basta con vivir, hay que convivir".

Pero fue una misa diferente. El templo estaba hasta la bandera, el altar decorado con objetos y trajes típicos de Hispanoamérica y hubo hasta una actuación de danza, realizada por una asociación colombiana afincada en Cáceres, que quiso mostrar una parte de la cultura de este país.

Y es que el Día de la Hispanidad conmemora la efeméride histórica del descubrimiento de América por parte de la Corona de Castilla en 1492. El 12 de octubre se ha considerado como un día memorable porque a partir de entonces se inició el contacto entre Europa y América, que culminó con el llamado encuentro de dos mundos. Por eso, tras la eucaristía los asistentes celebraron una comida solidaria con el plato típico, y muchas veces único en el día, de los hispanos: arroz, fréjoles y un huevo frito. También se recogieron fondos para un proyecto humanitario para lograr la educación de los niños de El Salvador.