Miguel nunca imaginó que encontraría a su mejor tesoro mirando en un escaparate. Hacía tres días que este niño cacereño, de cinco años, había perdido a su burro de peluche en la calle Argentina, hasta que pudo recuperarlo el pasado miércoles. Pero durante esas tres noches perdió el sueño, contaba ayer su abuela, "nervioso" desde entonces al no contar con la compañía de su juguete favorito.

La historia de Miguel y su burrito Manolo llegó a saltar a las redes sociales. En Facebook colgaron la imagen del cartel que durante esta semana preguntaba si alguien había hallado en la calle al animal de trapo. "¿Te has encontrado un burrito de peluche en colores marrones?", decía el papel que, añadía, "es de mi niño y solo duerme si lo tiene". Un teléfono móvil invitaba a quien tuviera alguna pista a llamar hasta que alguien avisó a la abuela de que Manolo esperaba a Miguel detrás de un cristal.

La suerte y la casualidad devolvieron la sonrisa al pequeño, al que ayer hubiera sido un placer contemplar con una sonrisa si su familia hubiera accedido a que fuera fotografiado por este diario. También habría sido la mejor forma de agradecer a un ciudadano anónimo el gran detalle que hizo feliz al pequeño: la entrega en una tienda de muebles de la misma calle donde se perdió el muñeco. Allí, en el escaparate, se quedó Manolo hasta que su dueño lo vio. "El niño se emocionó", recuerda la abuela.

Y es que la historia de amistad de Miguel y su burro de peluche dura casi los mismos años que tiene el niño. Hace cuatro que se lo regalaron y desde entonces no han dejado de quererse. "Eran inseparables. Le tiene mucho cariño", decía ayer la abuela.

Nadie sabe si Facebook tuvo algo que ver, si internet puso en la pista a los ciudadanos, pero Manolo regresó el miércoles a casa para dormir en su cama con su amigo. Para hacer feliz a un niño con su compañía.