He vuelto a hacerlo; me he ido de excursión con mis alumnos. En estos tiempos en los que es tan difícil encontrar profesores que acompañen en las excursiones, puede parecer heroico, pero no lo es tanto. Durante nueve días hemos visitado juntos una de las zonas más bonitas de Francia, hemos compartido horas de autobús, de explicaciones, de momentos mejores y peores, y, debo reconocerlo, me siento satisfecho. Tengo la impresión de que será una experiencia que recordarán siempre, con todos los matices que se quieran, pero que ya forma parte de su aprendizaje. Por eso, más allá de los lógicos problemas que surgen en una convivencia de tantos días con adolescentes pendientes de sus cosas, queda la satisfacción de haber aportado imágenes y sensaciones importantes en su formación como estudiantes y como personas. Son esos momentos en los que, cuando llegas de vuelta después de catorce horas de viaje y mucho trabajo resuelto, apenas un par de padres se acercan para darte las gracias mientras todos corren nerviosos a abrazar a sus hijos como si volvieran de una batalla ganada; son esos momentos en los que piensas, una vez más, que tanto trabajo de organización, estudio, explicación y convivencia no tiene el reconocimiento que se merece. Y, sin embargo, esos padres presurosos, inquietos y prolijamente protectores, no han visto la cara de sus hijos delante de «La Goulue», ni de «Aristide», ni sus ojos increíblemente abiertos al pisar el Capitole, ni su afán por encontrar los siete pecados capitales en Sainte Cécile. Ahora, cuando les pregunten, contarán poco y deprisa como buenos adolescentes que son; si acaso, hablarán de las lágrimas que vertieron en la despedida mientras desempaquetan el foie y el vino dulce que han traído como regalo; pero cuando vaya pasando el tiempo, las hormonas encuentren su sitio y los recuerdos amansen, hablarán de la «Ville Rose» con naturalidad y con cariño. No sé qué pensará usted, pero yo me conformo con eso, que no es poco; y con que, si algún día vuelven, porque volverán, recuerden mi nombre y lo pronuncien.