Aterriza octubre y la movida asoma de nuevo. También lo hacen las críticas vecinales, que ayer arreciaron por las horas a las que se terminó la juerga: 10.30, según el presidente de la Asociación de Vecinos de La Madrila, Miguel Salazar, que fue tan tajante que aseguró: "No se puede tener a las putas en la catedral", un simil que utilizó para querer decir que el centro de Cáceres no era el sitio más adecuado para acoger la movida y que había que abrir locales en el extrarradio, alejados de los núcleos de viviendas para que el ocio nocturno y el descanso vecinal queden asegurados.

Salazar dijo incluso que debajo de su portal había ayer por la mañana grupos de jóvenes "liándose porros y bebiendo litronas" y definió el fin de semana como "horroroso". Comentó que con el horario de invierno, hubo bares que reabrieron a las seis, lo que originó ruidos por las colas y por la concentración de jóvenes en la plaza de Albatros. "Desde el jueves ha sido continuo", apostilló el presidente vecinal.

Añadió que tiene prevista una reunión con el subdelegado del Gobierno, Fernando Solís, a quien le pedirá que medie en el conflicto. Pidió más presencia policial para la zona y comentó que no quería que los bares tuvieran más horario.

La movida se ha saldado este fin de semana con varios actos vandálicos. Según se informó desde la jefatura de la policía local, a las cinco de la madrugada de ayer quemaron dos contenedores de basura, uno en la calle Moraleja y otro en Margallo. También resultaron dañadas dos señales de tráfico en la calle Hermandad. En esa misma vía, los vándalos destrozaron las jardineras del restaurante Donde Manuel. La policía acudió al lugar de los hechos y trató de localizar al propietario.