Decía Bertrand Russell con su fino sentido crítico que actualmente --lo escribía en ´La conquista de la felicidad´, en 1930-- cuando alguien no entiende un cuadro o un poema lo desprecia, pero cuando no entiende la teoría de la relatividad, piensa que algo falló en su educación.

Yo no sé qué es lo que falla aquí, si la ciencia o el arte, pero tengo la sensación que no se sabe qué hacer a medio o largo plazo. Nos ocupamos de lo urgente del día a día, olvidando lo necesario, lo fundamental, cierta grandeza. En efecto se cumplen ya 20 años de una honrosa y merecida condecoración que ha llevado a Cáceres en volandas por muchas oficinas y páginas impresas y digitales dedicadas a la industria del turismo y seguimos con la eterna pregunta ¿qué es cultura? o ¿qué cultura hacer?

La continuación adecuada al eslogan Cáceres Patrimonio de la Humanidad debería ser Cáceres, Capital Cultural 2016. En dípticos, catálogos y balcones aparece este último como indicación clara de que los cacereños se están enterando. También en el Ateneo hacemos publicidad de esos cuatro dígitos, como si de un reclamo de lotería se tratara esperando la correcta alineación de los astros. ¿Tocará o no tocará? Mi opinión es que no, y la baso en varias razones entre las cuales la última es la primera: se llama Valencia.

No voy a decir que en este tiempo las cosas siguen igual: con títulos o sin ellos hay cambios y los transportes y los hoteles crecen por doquier, pero si tenemos en cuenta la carencia de otro tipo de empresas y el sentido eminentemente cultural de nuestra ciudad, creo que ya se podría estar escribiendo la historia de todo lo que no se hace por la cultura en estos últimos 20 años.

Y no hablo de alta o sofisticada cultura, como arquitectura moderna, vanguardias artísticas, institutos de pensamiento, etcétera, me limito al turismo: ¿quién viene a ver o a oír en Cáceres algo que no sea anterior al siglo XVIII?

Le dije a un político, al ser preguntado por este tema, que si se trata de montar una gran industria cultural hay que tener dinero y encargárselo a quienes saben, pero tener asesores sin tener dinero no va a ninguna parte. Desgraciadamente aquí lo que tuvo eco nacional fue la movida y ya no hay.