Los años también se notan en las tuberías, al menos en las antiguas de fibrocemento, como la que se rompió ayer y de las que todavía quedan varios kilómetros en la ciudad. Los técnicos llaman a estas roturas ´fatiga de la tubería´ o ´muerte natural´. El esfuerzo continuo por el paso del agua mina con los años la resistencia del material del tubo y este acaba por romperse. Es una de las causas más comunes de las averías en la ciudad. El 25% de los conductos cacereños tienen una antigüedad de 8 años y la media se sitúa entre 10 y 15 años, pero aún quedan muchas con más de 50 años, como la que transporta el agua desde el depósito inferior de la Montaña.