Paqui Cantero, Rocío Hermoso y Amparo Franco son tres amigas que sueñan con montar su propia academia. Todas tienen entre 25 y 31 años. Montse Hernández, de 36, ya ha conseguido ese mismo objetivo, aunque quiere seguir aprendiendo. Ana Duque, con 34, está harta de las subcontratas para las que ha trabajado como documentalista de televisión y ahora quiere montar una productora en la capital cacereña.

Son mujeres emprendedoras, al menos así las denomina Angelina Prado, coordinadora de un curso gratuito de creación de empresas, organizado por la Fundación Mujeres, que ayer comenzó en el edificio Valhondo hasta julio de este año. "Se trata de que aprendan a hacer un plan de empresa. Tienen ya una idea de negocio concreta", afirma la profesora, rodeada de una quincena de participantes con un perfil variopinto en edades y mezcla de empresarias y emprendedoras, mayoría en el grupo: "Son mujeres que no han encontrado un hueco en el mercado laboral con un contrato por cuenta ajena y que han visto un hueco por necesidad de autoemplearse", añade.

"Analizamos la viabilidad económico-financiera de la empresa en cinco años. Por eso hay que tener una idea clara de negocio", explica la joven Angelina. Entre los proyectos también manda la variedad: desde montar una guardería o una productora, hasta un taller de restauración o hacerse con una franquicia. "Hay de todo", subraya.

En el curso, de 100 horas con asistencia on-line, se trabajan también otros aspectos como la motivación para superar las dificultades durante el proyecto. "Muchas veces surge la idea, pero por lo que sea aparecen los obstáculos y se echan para atrás. Se trata de mostrarles sobre el papel, con el plan de empresa, que es factible, tiene una rentabilidad y una repercusión", indica.

Las experiencias

Pero no siempre las buenas ideas tienen salida al mercado. Las dificultades para el autoempleo femenino son muchas, asegura la coordinadora del curso, entre las que destaca la baja autoestima, "arraigada por la falta de tiempo y de recursos", y los problemas para la financiación tradicional al no disponer de contrato por cuenta ajena y no poder ser avaladas por una nómina. Por esta razón, el proyecto formativo incluye un programa de microcréditos con La Caixa para la presentación del plan de empresa como aval que se elabora durante el curso con el fin de lograr un préstamo personal de 15.000 a 25.000 euros.

En esa situación quiere verse pronto la documentalista Ana tras su experiencia en otras empresas. "Vengo buscando lo que hay que tener claro para dirigir una empresa y cómo tengo que hacerlo", explica, a diferencia de Montse que, con una academia abierta en La Mejostilla hace tres meses, quiere "subsanar errores" y asesorarse mejor. Amparo, Paqui y Rocío, todas con título universitario, se integrarán en ese mismo mercado si logran hacer realidad su negocio de enseñanza. Todas son ejemplos de que el gran sueño siempre es de la que lo persigue.