En el centro de recuperación de fauna los Hornos, en Sierra de Fuentes, están de enhorabuena. El pasado 30 de mayo nació la primera cría de avutarda euroasiática (Otis tarda) en cautividad en este centro, que se ha convertido en el segundo del mundo en lograr este reto después del centro de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), que desde hace más de una década cría estos ejemplares en cautividad. De hecho, países como Hungría, Rumanía, Rusia o Inglaterra llevan años intentando criar con esta especie, sin embargo hasta la fecha solo han conseguido recoger ejemplares de la naturaleza para que formen parte del stock de cría, informaron desde el centro los Hornos.

Hasta ahora, en los Hornos tan solo se habían podido recuperar ejemplares dañados, por el paso de cosechadoras por los nidos o tras el abandono de la incubación de las hembras por diferentes causas (bien en fase de huevos o bien en fase de polluelos), pero esta es la primera vez que los reproductores del centro de cría --que forma parte del centro de recuperación los Hornos-- han puesto huevos y uno de ellos ha eclosionado con éxito. Para entender el mérito de este nacimiento es conveniente recordar que un porcentaje significativo de los huevos de esta especie son infértiles, hecho que también ocurre en la naturaleza aunque en menor proporción.

El polluelo, que se llama Alberti, ha multiplicado su peso por ocho en apenas 20 días de vida. Nació pesando 66 gramos pero en la actualidad ya sobrepasa los 400. Los padres del polluelo son Cibeles, de siete años, procedente de Castilla la Mancha en 2010, y Príncipe, de diez años, éste último recogido en Maguilla (Badajoz) en octubre de 2007 con una fractura de carpo.

Después de mantenerse durante 24 horas en la nacedora y superar 25 días de incubación, Alberti se encuentra en un habitáculo con suelo de tierra y temperatura controlada. Come insaciablemente saltamontes y otros insectos, complementando su dieta con judías verdes, lentejas, hojas de alfalfa y huevos cocidos. Tal y como ocurre en la naturaleza, durante las dos primeras semanas de vida solo ha estado comiendo lo que se le colocaba cerca del pico, por lo que ha precisado de cuidados continuos y aportes de alimento cada media hora aproximadamente. A pesar de que la avutarda se ha considerado tradicionalmente una especie nidífuga (capaz de caminar y alimentarse de manera autónoma a las pocas horas de nacer), durante las dos primeras semanas de vida los polluelos solo ingieren lo que la madre les aporta. Son incapaces de picar alimento del suelo o de capturar insectos, aunque sí puedan recorrer grandes distancias junto a la madre.