El número de afiliaciones en Cáceres ya está al nivel del 2005. Es cierto que durante los años siguientes se dispararon marcadas por un boom artificial y desproporcionado, pero… ¿hasta dónde pueden subir ahora las altas en la Seguridad Social dentro de una situación más o menos normalizada? En el caso de la provincia cacereña es difícil calcularlo por dos razones: la inestabilidad de la economía, apoyada en sectores como la Agricultura y el Turismo, que funcionan a golpe de temporada, y la falta de una estructura industrial más sólida que garantice una estabilidad todo el año, de manera que no se produzcan esas oscilaciones de verano a invierno en las contrataciones.

Así lo explica Pedro Rosado, secretario de la Federación Empresarial Cacereña (FEC), y licenciado en Empresariales y Derecho. «Nuestra estructura económica es muy estacional, continúa dependiendo principalmente de las épocas de recolección y de los periodos vacacionales en el turismo. Al fin y al cabo seguimos dependiendo del clima. Junio, por ejemplo, podría superar este año los 148.000 afiliados. Luego se producirán los descensos en invierno. Es una estructura muy volátil», lamenta Pedro Rosado.

Hace falta un cambio. «Lo precisa Cáceres y lo precisa Extremadura. Hay que transformar las políticas, sean del partido que sean, y reformar definitivamente nuestra estructura económica». Para siquiera poder intentarlo, existe un requisito previo y básico: «Mejorar las comunicaciones, es el tremendo lastre que arrastramos hace décadas respecto a otros territorios», matiza Rosado. Por supuesto son necesarias las comunicaciones ferroviarias, pero también otras reformas estratégicas en las comunicaciones gasísticas, eléctricas… «No es lógico que el Grupo Gallardo esté pagando más cara la electricidad que el norte del país», subraya. Ni siquiera la fibra óptica se encuentra debidamente implantada. «La tienen Cáceres y Plasencia, está empezando a llegar a Navalmoral y hay alguna mejora en Coria, pero el resto de la provincia continúa con ADSL», denuncia.

Los empresarios ven con buenos ojos propuestas como la Ley Extremeña de Grandes Instalaciones de Ocio, que promueve la Junta de Extremadura, pero siempre surge el problema de las comunicaciones: «¿Cómo va a llegar el público hasta el parque de La Siberia?. En Cáceres ocurre lo mismo, en 5 ó 6 años se rozará al tope del crecimiento turístico porque falta el turismo internacional, que es el que hace despegar de verdad a una ciudad. Necesitamos un aeropuerto en condiciones más próximo que Madrid o Sevilla. Luego tenemos que ver cómo el Estado destina millones a la mejora de uno de los tres aeropuertos del País Vasco», precisa el secretario de los empresarios cacereños.

También habría que superar otras barreras como el «exceso» de protección medioambiental. «Me parece muy bien que exista, pero hasta un cierto límite, porque al final estamos lastrando la economía de la provincia y eso conlleva el despoblamiento, el abandono de los campos, que es igualmente negativo para las políticas proteccionistas del medioambiente», afirma.

Una vez logrado el avance en las comunicaciones, aunque sea con un retraso de décadas respecto a otras comunidades, y de nuevo en inferioridad de condiciones, Extremadura podría plantearse ese necesario cambio de estructura «a través de un plan de industrialización, que consistiría en analizar las potencialidades industriales, promoverlas y crear un proyecto de atracción de inversiones. En Cáceres, el tema agroalimentario podría ser nuestro fuerte, pero ahora mismo muchas empresas de este sector ni siquiera dejan aquí los beneficios», destaca Rosado, que ve con buenos ojos la Estrategia Industrial de Extremadura impulsada por la Junta. «Hay mucho que hacer y poco tiempo que perder. La región se está despoblando, es un hecho, y cuanto más tardemos, más difícil será salir hacia delante».