A menos de un mes de que se cumpla un año del inicio de la obra de la plaza Mayor, una de las actuaciones estrella de la legislatura y baza de la candidatura del 2016, negocios de la zona anuncian cierres por pérdidas debido a la remodelación. El mesón El Encinar, situado cerca del Arco de la Estrella, cerrará sus puertas tras Navidades y no reabrirá hasta que no acabe la reforma, cuya finalización está prevista para dentro de dos meses, según el compromiso adquirido por el gobierno municipal con las empresas de la plaza.

Al cierre temporal de este negocio se unirá, en caso de no cumplirse el plazo de ejecución, el de la tienda de regalos La Cigüeña, junto al mesón, una de las zonas más afectadas por la restricción de accesos debido la remodelación, a la que solo es posible acceder rodeando todo el perímetro de la plaza Mayor o por la parte trasera de los Adarves, convirtiendo uno de los puntos antes más transitados por los turistas en un fondo de saco para tres establecimientos. A esta problemática se ha unido el traslado a otras ubicaciones de la oficina de turismo de la Junta y del punto de encuentro de visitas guiadas al casco antiguo.

"No podemos continuar así. Llevamos meses aguantando. Los ingresos se han reducido hasta el 90%", aseguraba en la mañana de ayer Esther González, camarera del mesón El Encinar, que se quedará sin empleo. Ella es una de las dos empleadas que continúan trabajando en el local, que llegó a tener hasta cinco antes de que comenzara la obra.

La situación de este mesón es similar a la de La Cigüeña, que también está sufriendo las consecuencias de las obras. Mercedes Vega, responsable de este negocio que abrió hace 8 años, ha decidido no abrir a diario. "No sirve de nada porque no entra nadie. Si a las obras le unimos la crisis, para qué le voy a contar", decía a media mañana de ayer, con el local vacío, al que había acudido para ventilarlo.

Junto a este establecimiento, en la subida al Arco de la Estrella, también estaba cerrada Sortilegio, otra de las tiendas de regalos que, según sus vecinos, tampoco ha vuelto a abrir regularmente por el impacto negativo de las obras. A ello se une el cierre del perímetro de la plaza Mayor con un vallado de telas opacas que no permiten que los negocios sean visibles, convirtiendo los soportales en un corredor sombrío. Uno de los compromisos, que no ha llegado a cumplirse, ha sido instalar mallas traslúcidas para que pudiera seguirse el desarrollo de la actuación.

Nada más conocer la noticia a través de este diario, la alcaldesa, Carmen Heras, se puso en contacto con el concejal Miguel López para que acuda a las empresas afectadas y les proponga estudiar cada caso en la Agencia de Desarrollo Local por si pueden acogerse a alguna línea de ayudas. La alcaldesa llegó a desplazarse ayer por la tarde a los dos locales de la plaza para disuadirles del cierre, encontrándolos cerrados. "Vamos a intentar buscar soluciones entre todos", afirmando que lamentaba la situación y que desconocía los problemas que atraviesan.