En un mundo uniforme y globalizado, «en el que las ciudades son más semejantes, más previsibles y más monótonas», el artista Tete Alejandre considera «urgente y necesario» mantener las identidades. Y una buena parte de esa esencia «se encuentra en los establecimientos tradicionales, en el patrimonio comercial, en esos espacios únicos y diferentes de los de otras ciudades, que a duras penas sobreviven entre franquicias y comercios clonados». El autor sale en defensa de estos lugares «escasos, pero aún suficientes como para apreciar su sabor».

La ruta incluye tiendas como Muebles Mirón, en San Juan. Su magnífica losa de mármol blanco con el nombre de Venancio Mirón cumplirá 100 años en breve. «Mantiene sus fabulosos muebles de nogal, aderezados con unas nobles cortinas azules que son el relleno perfecto a su envoltorio de cerámica talaverana», subraya Tete Alejandre. También destaca la óptica Alonso, que a pesar de que los cables ahogan su fachada, ocupa uno de los edificios más originales y coquetos de San Antón, y conserva el mostrador original desde los tempranos años 50. En cuanto a la «minúscula y fantástica Tintorería Limsec, tan solo queda el rótulo de la fachada», recuerda el artista. Cerró a final de 2016, «pero hasta entonces mantuvo el escenario más vintage de la ciudad. Entrar en Limsec era trasladarse a los sixties», afirma.

En esta ruta se incluye Confecciones Nati, en el número 11 de San Pedro, espacio que ocupa desde 1948. «Confiere a la calle todo el sabor de los felices 70». Sus letras rojas y su zaguán «serían el escenario perfecto para un Cuéntame cacereño», afirma el artista.

Está por supuesto la Joyería Rubio, en Paneras, que desde 1965 mantiene «una estética elegante y retro en la que las cortinas de terciopelo rojo aportan un toque exclusivo y romántico». No podía faltar la Farmacia Castel, en la plaza Mayor, el establecimiento más antiguo de este itinerario ya que data de 1850. Su mobiliario es de 1890 en pino de Flandes.

Obviamente la ruta pasa por el bar Amador (General Ezponda), abierto en 1965 con su sinfonola que tantos éxitos le proporcionó. La decoración continúa ofreciendo «una barra setentera maravillosa y muchos de los carteles de cine con los que se abrió». El itinerario también pasa por la «dulce» Lencería Dely, sobre los restos del cine Norba; por la Pastelería Isa, famosa por sus magdalenas, mojicones y polos de zumo de limón natural; y por la papelería Márquez, con sus mostradores y estanterías de 1973, «que intensifican el olor a goma Milán de la EGB».