La alcaldesa de Cáceres, Elena Nevado, no se anduvo ayer con tapujos a la hora de afear a las centrales sindicales del ayuntamiento la protesta que protagonizaron, banderas y silbatos en mano, en la plaza de las Piñuelas y dentro incluso del propio consistorio, a pocos metros de donde ella ofrecía una rueda de prensa para presentar el presupuesto. En el momento en que empezó a tener dificultades la regidora para hacerse oír ante los periodistas (y eso que llevaba micrófono), de la sala de prensa salieron en estampida los concejales Laureano León y Rafael Mateos para tratar de sosegar el bullicio. Y menos mal que no eran las tropas de Napoleón...

La alcaldesa siguió no obstante su comparecencia y el ruido del exterior, lejos de apocarla, la animó: «Sí al diálogo, no al chantaje», espetó la mandataria municipal que aún tenía la mejor de sus perlas guardada en la recámara: «Los sindicatos nos pedían más ayudas sociales, retomar privilegios de antaño y eso es un despropósito. No nos pueden pedir que paguemos las lentillas a toda la familia. Las mujeres de los trabajadores no trabajan en el ayuntamiento. Es un abuso que como equipo de gobierno no podemos permitir», sentenció.

Ahí no quedó la cosa y Nevado remató por la escuadra: «Los sindicatos patalean», dijo tras recordar que, cumpliendo la exigencia de Ciudadanos, el presupuesto prevé regulación de complementos y subida de salarios para las categorías A1 y A2. Entretanto, en Las Piñuelas seguía el ruido sindical. El 8, el 10 y el 14 de noviembre volverán a empuñar los silbatos.