Ni mi hijo ni yo hubiéramos sido capaces de hacer nada así". Estas fueron las declaraciones que hizo ayer Rosa Durán, imputada junto a su hijo por el asesinato de su marido, Alfonso Triguero, hace tres años en su domicilio de Logrosán.

Durante alrededor de dos horas, los dos acusados de la muerte del empresario cacereño respondieron a las preguntas de los letrados y reiteraron su inocencia en el juicio que dio comienzo ayer en la Audiencia Provincial y que previsiblemente se prolongará durante varias sesiones.

La primera en prestar declaración fue la mujer de Alfonso Triguero. Visiblemente nerviosa, la viuda del que fuera propietario de tres negocios de hostelería en Logrosán manifestó repetidamente que a ella jamás se le había pasado por la cabeza planear la muerte de su marido y "menos con mi hijo".

En su declaración ante el jurado, Rosa Durán aseguró que la relación que mantenía el fallecido tanto con ella como con su hijo "era buena".

La imputada describió la madrugada de los hechos como "angustiosa" y relató que tras "haber escuchado un estruendo", refiriéndose al disparo, "solo pensé en salir de la habitación buscando una salida". Más tarde, la mujer regresó al dormitorio para "recriminar a su marido por qué no había salido a ver qué pasaba" y le encontró en la cama "pálido". Acto seguido, su hijo se personó en la habitación y descubrió que su padre había recibido un disparo, ambos le taponaron la herida con una toalla "sin mancharse" porque "apenas sangraba" y dieron aviso a los servicios de emergencia.

UN COCHE ROJO El otro imputado, José Carlos Triguero, hijo de la víctima, corroboró y completó el testimonio anterior de su madre y aseguró que, tras escuchar los gritos, bajó a la planta inferior, encontró la puerta de la calle abierta y advirtió la presencia de un coche rojo que abandonaba la calle a gran velocidad.

No obstante, al contrario que su madre, que manifestó en sus declaraciones la plena confianza en la inocencia de su hijo, el acusado decidió puntualizar en singular "yo no he sido".

Con respecto a la presencia de pólvora en su ropa, José Carlos Triguero aseguró que había estado de montería el día anterior a la muerte de su padre con la escopeta del novio de su hermana debido a que sus armas se encontraban en mal estado. En cuanto a la madrugada de los hechos, manifestó que tras advertir las voces de su madre y ver un cartucho en el suelo del dormitorio de su padre, se dirigió inmediatamente a la habitación "porque pensaba que había entrado alguien en casa" y cogió una de las dos escopetas que tenía en su cuarto para "protegerse".

TESTIGOS Después del turno de los acusados, para los que el ministerio fiscal solicita una pena de 19 años de prisión, uno menos que la acusación particular representada por el hermano de la víctima, comparecieron los testigos. Por su parte, la hija del fallecido señaló que "si hubiera sospechado de mi hermano o mi madre lo hubiese contado, porque se trataba de la vida de mi padre" y apuntó que "aunque sigamos con la misma rutina, esto nos ha arruinado la vida".