Hace poco cumplió 24 años, es tremendamente joven pero tremendamente capacitado y de un talento tan brutal como para ponerse en la piel de Cristóbal de Lugo, un hombre perteneciente al hampa sevillana, de fastidiada infancia y familia desestructurada que acaba siendo adoptado por el inquisidor Tello de Sandoval y su esposa. Nicolás Illoro sale más que airoso de esta interpretación que pondrá en escena esta noche la Fundación Siglo de Oro bajo la dirección de Tim Hoare y Rodrigo Arribas en la plaza de las Veletas (22.30, a 18 y 20 euros).

Cuando el joven De Lugo entra en contacto con su nueva familia advierte el sevillano su identidad confusa al disfrutar de pronto de privilegios antes desconocidos que le llevan a una vida éticamente cuestionable. De manera que en la primera parte de la obra, el espectador disfrutará de una función de capa y espada, rufiandades, peleas y amoríos que derivarán en una segunda donde el personaje al fin se encuentra a sí mismo tras haber llegado a un punto de no retorno. Es entonces cuando aparece transformado en fray Cristóbal de la Cruz después de trasladarse a Méjico con su amo y convertirse en santo tras haberse redimido.

Es un proceso interesante el que lleva a cabo la Fundación Siglo de Oro, como ayer relató el director Fernando Arribas, en el sentido de que tiende puentes necesarios entre la dramaturgia del XVII con el espectador del siglo XXI. En base a los principios aristotélicos de la comedia, se pone en valor al mejor Cervantes y se consigue un producto teatral más que recomendable.

Llega el Clásico de Cáceres a su ecuador y para el domingo siguen las múltiples propuestas, entre ellas, ‘Don Quijote en la patera’ y ‘Medida por Medida’ de Isidro Timón, que estarán en Gran Teatro.