NACIO EN MADRID

EDAD 53 AÑOS

TRAYECTORIA HA TRABAJADO EN PRENSA, RADIO Y TELEVISION. SU COLABORACION CON JESUS HERMIDA LE SIRVIO PARA QUE HOY SE LE SIGA CONOCIENDO COMO LA CHICA HERMIDA. LLEVA SEIS AÑOS DANDO CLASES EN LA UNIVERSIDAD Y HA ESTUDIADO DERECHO

Lucas tiene 17 años y acaba de ser trasplantado de corazón. Todo ha ido bien, pero durante el postoperatorio comienza a tener sueños extraños con tribus amerindias. Corazón Indio es el cuarto libro de Nieves Herrero, pero asegura que este género aún le da vértigo y miedo. Ayer hizo un hueco en su apretada agenda para presentarlo e inaugurar la nueva librería Espacio Lector Nobel que Edinho Queiroz y su mujer, Angeles Baltar, han abierto en la avenida Virgen de Guadalupe. Se define como una enamorada de su trabajo y de su familia, aunque confiesa que le faltan horas al día para hacer todo lo que quiere. Ni siquiera eso le impide seguir inventado.

--¿Cómo se le ocurre una historia de indios norteamericanos tan fantástica?

--La idea me surgió cuando vi la noticia de que el indio Nube Roja había venido a Francia a reivindicar el nombre de su antepasado Caballo Loco. Me chocó ver a un hombre indio enfadadísimo. Empecé a investigarlo y me entusiasmó su historia. Llegué incluso a ponerme en contacto con el único indio que hay en España.

--¿Qué ha aprendido de ellos?

--A ver la vida de otra manera. Siempre he sido muy urbana pero ahora amo la naturaleza. Para ellos cualquier mineral o una simple roca tiene vida. He aprendido a respirar y a valorar el aire puro y a vivir más cerca de aquello que es lo más primitivo: el agua, el sol, la noche, las estrellas,... También a respetar a las personas mayores. Para ellos son los sabios y aquí se les aparta. Me han abierto los ojos.

--Los indios viven de las leyendas y rituales... ¿Cree en ellos?

--Sí, me han metido en un mundo fantástico y me lo he pasado bomba. Me ha servido para quitarme problemas. Este año ha sido duro porque he perdido a mi madre en el camino pero mi Lucas me ha ayudado a liberarme.

--Escribe en prensa, da clases en la facultad, está preparando otra novela, colabora en televisión,... ¿cómo lo hace?

--El secreto está en que duermo poco, si no le quito horas al sueño no tengo horas.

--¿Qué les cuenta a sus alumnos sobre esta profesión?

--Que es dura, para que no se engañen. Y que hay que tener mucha vocación para no rendirse. Hay que aprender a caerse y a levantarse. Pero sobre todo que no hay que perseguir la fama, las cosas llegan en el momento justo, si lo provocas no llega. Cada cosa a su tiempo. Esto también lo aprendí de los indios.

--¿Tiempo para la familia...?

--Es muy difícil convivir con un periodista. Yo siempre estoy con mi libreta apuntando, en mi casa, con mis amigos,... No tengo solución.

--¿Volvería a la calle de reportera?

--Sí, a mí la calle me gusta mucho. Ahora voy a hacer otra serie de Un día con... que se emitió en Canal Extremadura.

--¿Cómo es un día en su vida?

--Me levanto a las seis y llevo al colegio a una de mis hijas. Después ya empieza el desorden, siempre hay alguien que quiere comer conmigo, pero yo ya los llevo a casa. Mis hijas han comido con un indio, con actores, escritores,... ya no se sorprenden de nada.

--¿Le compensa?

--Me apasiona lo que hago. Soy una enamorada de la profesión. Y la universidad me da pie a tener contacto con la gente joven que tiene una ilusión que veo que en la gente de mi edad ya no existe. Yo me resisto a dejar de tenerla y soy como una especie de vampiro que va chupando ilusiones.