Hoy ha llegado a su fin el campamento urbano veraniego que organiza la Universidad Popular de Cáceres. Se ha venido desarrollando desde el día 24 de junio y esta ha sido su tercera edición, en la que han participado 54 niños, de los cuales 24 han estado en la huerta de Vadillo y 30 en la de San José. El número de asistentes se ha incrementado notablemente con respecto a los años anteriores, en los que los participantes eran entre 25 y 30.Los niños, de entre 6 y 12 años, y separados en grupos por edades, han tenido oportunidad de participar en diversos talleres y actividades, como juegos, plástica, cocina o teatro, apoyados por monitores y profesores.Cuatro monitores se han encargado de las actividades de juego y ocio y de dirigir y vigilar a los menores en las transiciones entre actividades. Los niños han gozado, igualmente, de la atención de varios profesores de cocina, teatro y plástica que han dirigido estos talleres.En esta edición se ha introducido una importante novedad: el cuidado de huertos ecológicos por parte de niños acompañados y asesorados por los mayores que los cultivan habitualmente. Así, los niños, cada uno asignado a un hortelano veterano, han tenido oportunidad de aprender a sembrar, repicar, preparar abono natural y plantar también en invernadero.

Los menores participantes ya saben reconocer las diferentes plantas e, incluso, algunas de las plagas que sufren. Se les ha enseñado, también, "otras maneras de conocer las plantas, por medio de juegos de los sentidos relacionados con el medio ambiente", según ha explicado Francisco Borrella, uno de los monitores de huerto. Así, los niños han sabido, por ejemplo, reconocer las plantas por su olor. Los monitores han apuntado que también han realizado otras actividades en el marco de los huertos, como la confección de un espantapájaros, fabricación de insecticidas naturales, trampas para insectos o prensado de plantas para conservar.

Sin embargo, lo más importante, según ha destacado la directora del campamento, Luli Durán, es la dimensión intergeneracional de la experiencia, que ha permitido crear lazos entre niños y mayores y que los primeros aprendan elementos de la tradición oral de los segundos. Así, los menores han tenido conocimiento de refranes y dichos que no conocían, por ejemplo. Los monitores han resaltado que todo ha sido muy fluido; tanto chavales como mayores se han mostrado encantados con la experiencia, y prueba de ello es que los niños llaman "abuelo" a su mayor asignado y los hortelanos, a su vez, se refieren a "sus niños".Los objetivos principales de este campamento han sido tanto acercarles a la realidad de la Ribera del Marco y del cultivo de huertos, resaltando valores medioambientales, como impulsar el contacto entre niños y mayores de modo que tengan ocasión de aprender unos de otros.La actividad en los huertos ecológicos de la ribera del Marco continúa durante todo el año: por un lado, debido a los cuidados continuados de los hortelanos, que reciben su parcela a cambio de comprometerse a participar en las actividades paralelas; y, por otro lado, con el programa de huertos escolares, activo de octubre a junio, en el que se anima a los niños a participar durante el curso. El campamento, organizado por la Universidad Popular, ha sido financiado por el Programa Pobladores del Marco, de la Concejalía de Innovación, dentro de un programa europeo para dinamizar la ribera del Marco. La Concejalía de Juventud también ha aportado su colaboración.Para finalizar el campamento, se ha continuado con actividades lúdicas en los jardines del edificio Valhondo, así como con degustaciones de platos elaborados por los chavales en las clases de cocina y la representación de un teatro por parte de los mayores. Finalmente se ha terminado la jornada, como todas las anteriores, con un baño en la piscina Pinilla, pues, según han indicado los organizadores, querían que fuese un día como los demás para los niños.