Hubo que esperar al final para la perla. La banda desapareció, Coti se quedó sólo en el escenario, guitarra colgada al hombro, avanzó hacia el público, rogó silencio hasta siete veces e inició, sin micrófono de por medio, los acordes de una de las joyas de su último disco: No me arrepiento, si te digo que te quiero y la canción me queda fácil..." . Los 1.200 incondicionales del cantautor argentino que abarrotaban el Auditorio de Cáceres permanecieron mudos, diría que extasiados, por espacio de cuatro minutos. Fue magia pura.

Con este bis, Coti cerró un concierto cuya principal virtud fue que los presentes se olvidaran desde el primer minuto de la polémica que lo había precedido por el escasísimo aforo del recinto y las insuficientes invitaciones puestas en taquilla.

El público comenzó algo frío, atado al asiento. Sólo a partir de una versión del Twist and shout de los Beatles y otra de la Princesa de Sabina se vino arriba. Y no paró hasta el final. Hasta el orgasmo colectivo de la archiconocida Nada fue error , esta vez sin Paulina ni Julieta. Una pena, ¿verdad?

El sonido no fue el mejor. Incluso hubo problemas para seguir las letras del hincha de River --así se definió-- en algunos de los temas. Pero poco importó a unos presentes entregados a composiciones como Mar de gente , Está sangrando , Bailemos o Esta mañana . En fin, hora y media de buena música. Sin trampas.

Pero sería injusto no destacar a los teloneros: JAN y El desván del duende, especialmente a estos últimos, que la armaron con sus composiciones aflamencadas. "Primos de Estopa", aseguraba un correligionario de las últimas filas. Además, protagonizaron la anécdota de la noche, al excederse en el tiempo que le marcó la organización, que les bajó el telón cuando se disponían a cantar un tema con una amiga, la Lupe. Por cierto, la canción de Cáceres 2016 , sin pena ni gloria.