Todo se debió a un despiste. Fue lo que mantuvo ayer en el juicio el acusado del accidente mortal ocurrido hace poco más de un año en la avenida del cementerio, donde perdió la vida la conductora del ciclomotor contra el que colisionó frontalmente su vehículo.

Francisco Javier Ch. G. aseguró que en ningún momento circuló a una velocidad excesiva ni se ´picó´ con otro conductor, como afirman los testigos presenciales. "Soy responsable de accidente, de arrollar al ciclomotor y de que pasara lo que pasó", reconoció con la voz entrecortada, "pero fue porque otro conductor hizo que me despistara al dar una fuerte pitada mientras me adelantaba", añadió. Fue esto lo que, según aseguró, provocó que invadiera el carril contrario e impactara frontalmente con el ciclomotor que conducía María Julia Gamero, de 45 años, casada y madre de un chico de 21 años, que falleció de forma instantánea.

Pero su versión la desmintieron los testigos presenciales, los conductores de los dos vehículos que coincidieron con el del acusado en el momento de los hechos y que aseguraron que este "circulaba a bastante más velocidad de la permitida" e intentó provocar a uno de ellos para hacer una carrera "y salió del semáforo quemando ruedas".

Y también contraria a la versión del acusado fueron las manifestaciones de los policías que realizaron el atestado la noche del trágico accidente, quienes consideraron en todo momento que el exceso de velocidad fue la única causa posible del accidente. "En base a la declaración de los testigos y a las pruebas obtenidas en la inspección ocular del lugar del accidente es prácticamente imposible que la invasión del carril contrario y la colisión con el ciclomotor se debiera a un despiste, la única causa posible fue un adelantamiento indebido con conducción temeraria", indicó uno de los agentes.

Según indicaron el vehículo del acusado invadió al menos durante 3 metros el carril contrario y, además, el ciclomotor fue lanzado a 48 metros del lugar del impacto, el depósito del carburante de este a 30 metros y la víctima a 12 metros, "algo ante lo que es imposible que cuando se produjo el impacto el vehículo fuera a 40 o 50 kilómetros por hora --versión del acusado--, tenía que ir a bastante más velocidad".

Para la fiscal el acusado es responsable de un delito de conducción temeraria y un delito de homicidio por imprudencia grave, por lo que mantuvo para él su petición de 4 años de prisión y 6 de prohibición del derecho a conducir