"No hagáis fotos de esta mierda. Era mi amigo". Samuel, acusado de la muerte de Agustín Garzo, acaba de prestar declaración en el despacho de la juez que instruye el caso Pintores y no está ni para bromas ni para periodistas. Minutos antes ha salido del mismo lugar Nachete , otro de los jóvenes que estuvo en el piso la noche del homicidio. Ignacio es un chico moreno que vive en la barriada de Santa Bárbara (en Aldea Moret) y que está en paro. Esboza un símbolo de victoria ante sus amigos y grita: "Yo, libre, sólo el 1 y 15 de cada mes". Está nervioso, ha sufrido varias crisis de ansiedad e insiste: "No hagáis fotos, que no ha pasado nada. Estoy muy mal, tengo que encontrar trabajo, como sea, como sea".

Pero Samuel no ha corrido la misma suerte. Este cacereño llegó hace un mes a Cáceres procedente de Ibiza y tiene un hermano en Inglaterra. Alquiló un piso en la calle Pintores junto a su compañera, Agustina, y la hija pequeña de ambos. Desde hacía varias semanas regentaba el bar Habivi, antiguo Frontera y conocido en el mundillo de la droga. Ayer aseguraba que Agustín, el fallecido, era su "amigo". De hecho, el joven de Casar de Cáceres le ayudaba de vez en cuando en el garito.

La noche del homicidio todos se corrieron una juerga. Eran "consumidores habituales" y el día de los hechos "habían tomado coca y estuvieron fumando porros en el bar". Quisieron terminar la fiesta en Pintores. Allí había 11 envoltorios de cocaína, con los que siguieron devaneando. Pero también una pistola plateada, pequeña y sin licencia con la que empezaron a jugar a un juego que les ha salido muy caro.

Agustín se desangró por dentro. Le ayudaron a quitarse la camiseta, estaba ardiendo. Le bajaron por la escalera, se cayó. Pidieron auxilio al 112 y luego huyeron hasta el piso de Miguel El Iberia . Su mujer, La rubia , está embarazada y viven en la calle Ródano. Los cobijó.

Dicen que Agustina se entregó y condujo a la policía hasta el piso de Aldea Moret. La joven temía que le quitaran la custodia de su hija, que estaba en el piso el día del homicidio y que ayer correteaba por los pasillos del Palacio de Justicia. Parece que no se la retirarán.

Los rumores relacionaron el caso con clanes de droga de Las Minas y hasta con un supuesto francotirador, pero nada de esto parece haber existido. Lo único cierto es que Agustín está muerto. Ayer, durante su declaración Samuel pidió un vaso de agua, hoy espera su destino entre rejas.