Si ha habido un proyecto tocado por el infortunio, sin duda ha sido la ampliación del cementerio. Trabas, problemas y complicaciones burocráticas han retrasado su ejecución, que se estudia desde finales de los años 90 y ya estaba prevista en 2002 con partidas presupuestarias. PP y PSOE se han cruzado culpas, pero lo cierto es que los obstáculos le han perseguido hasta la actualidad, puesto que ha sido el último de los 32 proyectos presentados al segundo Plan E en aprobarse, y para ello ha hecho falta la intervención directa de la alcaldesa con gestiones ante el Gobierno, y algunas correcciones técnicas. Por fin acaba de recibir vía libre y el ayuntamiento prevé iniciarlo en junio.

No hay mucho más tiempo. Al cementerio actual le quedan unos 550 nichos disponibles y cada año fallecen entre 500 y 600 personas en la ciudad, de modo que las cuentas están claras. "No hay obra más urgente, los plazos están agotados", sentencia el concejal Miguel López. La primera fase, la más costosa, incluirá toda la urbanización y un centenar de nichos. El proyecto en su conjunto supondrá un desembolso superior a los 5 millones de euros.

Estos 100 nichos se unirán a los 300 que todavía están disponibles en el camposanto (algunos han quedado libres y otros nunca se han usado por su altura), y a los 250 que acaban de construirse, y que forman el último pabellón funerario del actual cementerio. "Ya se están instalando las lápidas, comenzará a utilizarse en días", explica el edil. Todas estas sepulturas cubren la previsión del 2010, según López, consciente de que a partir del 2011 la dotación de nichos deberá ser continua.

Así tendrá que hacerse, porque ni siquiera se cumple el decreto de policía sanitaria mortuoria, que obliga a prever una reserva de 850 nichos para catástrofes y a garantizar los enterramientos para 25 años.