Eloísa de las Heras habla con una serenidad sorprendente y, aunque dice que es incapaz de expresar con palabras el agradecimiento que siente hacia las personas que consiguieron salvar a su hijo, lo cierto es que transmite multitud de sentimientos y conceptos con sus palabras. «Cuando ves todo lo que habría pasado y no ha pasado, te quedas mucho más tranquila», asegura.

Eloísa sabe de lo que habla. Es enfermera de profesión y, por su formación, es totalmente consciente de las secuelas que el fallo cardíaco que sufrió su hijo hace apenas ocho días habrían podido tener en la vida del joven. A Luis Rodríguez, con sólo 16 años, se le paró el corazón en plena clase de Matemáticas de 1º de Bachillerato en el Instituto de Educación Secundaria Norba Caesarina de Cáceres. La rápida y hábil intervención de sus compañeros Sergio Lasso y Aitor González, que le practicaron ejercicios de reanimación cardiopulmonar, le mantuvieron con vida hasta que llegó el 112. «Si no fuera por la reacción de los niños y la llegada rápida de las emergencias, podría haber tenido secuelas», explica Eloísa. Gracias a ellos, «es mi Luis de siempre», añade.

Hoy, el joven se recupera en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres. Como cuenta su madre, «no toma ningún tipo de medicación», está ingresado para saber por qué falló su corazón.

Como otras personas que han sufrido una parada cardíaca, Luis tampoco recuerda nada de aquel día. Aunque la familia le ha contado todo lo que pasó, su madre asegura que «no es consciente» de lo sucedido, «hasta que no llegue a casa, no va a poner en orden su cabeza». Para ese momento, aún falta un tiempo, porque a Luis le tienen que realizar diferentes pruebas para determinar la causa del fallo cardíaco y prevenir que pueda volver a suceder.

Agradecimiento

Eloísa de las Heras resume con sus palabras el agradecimiento de toda la familia a los «ángeles» que salvaron a Luis. Destaca «lo bien que lo hicieron» Sergio Lasso y Aitor González, pero también todos los compañeros de clase de su hijo, así como profesores y equipos de emergencia, «no hay palabras de agradecimiento pleno», reitera.

Eloísa comenta que sus compañeros del hospital, así como los propios facultativos del 112, se quedaron sorprendidos por la «tranquilidad y serenidad» con la que actuaron los dos jóvenes que reanimaron a Luis. Sin embargo ellos, Lasso y Aitor, se han asombrado por las muestras de alegría y agradecimiento recibidas por su acto, «vosotros no sabéis lo que habéis hecho, es tan importante», les dijo Eloísa.

De todas estas vivencias, la familia quiere sacar algo positivo. «Si nos toca vivir esto, tener la suerte que hemos tenido de encontrar a estos dos niños maravillosos» que le han devuelto a su Luis, al menos, «que saquemos algo positivo» concluye esta mujer, madre también de otra niña de 14 años.

Y así se lo ha transmitido a la delegada de Educación en Cáceres, María Luisa Guillén, que la llamó para interesarse por el estado de salud de Luis. Eloísa le pidió a la delegada que la Consejería de Educación imparta cursos sobre técnicas de auxilio y reanimación en las escuelas y de cómo reaccionar ante un atragantamiento, como parte de la asignatura de Educación Física, «pero no vale un curso, sino que todos los años se refuercen los conocimientos, que los colegios adquieran maniquíes para realizar las prácticas», porque «cualquiera puede salvar una vida», aunque es consciente de que «no todo el mundo va a tener la valentía de Aitor y Sergio».

Eloísa espera reunirse con la delegada cuando su hijo se recupere, «se ha comprometido a escucharme». Tiene mucho que decir, como madre que ha vivido esta experiencia traumática con final feliz, pero también como enfermera con experiencia en atención de emergencias.

La familia no olvidará nunca lo sucedido hace ocho días en el instituto Norba Caesarina, cuando la vida les dio una segunda oportunidad.