Soy comerciante de la zona centro y denuncio la actividad de ciertos jóvenes, que se escudan en una supuesta expresión artística, y realizan simplemente gamberradas. Perjudican con sus actitudes el decoro y el trabajo que venimos desarrollando para ofrecer una armonía cara a la gente que nos visita. Les ruego a estos supuestos artistas que decoren las casas de sus papás y nos dejen decoran las nuestras a nuestro gusto. No estaría de más hallar la fórmula para hacerles pagar a estos decoradores o a sus tutores, los gastos ocasionados por su afición. Sus acciones suponen un desembolso importante, tanto para los propietarios como para el consistorio, a la hora de dejar las fachadas sin vestigio de la actividad de estos vándalos.

Una solución podría consistir en habilitar espacios para ellos, donde no causen perjuicio a empresarios y a propietarios de negocios y de viviendas que venimos sufriendo la acción de los graffiteros . La imagen de la ciudad se deteriora en muchas zonas y estos actos se evitarían con la colaboración de todas las partes.