Basura, chatarra y escombros se acumulan en el garaje del edificio, un aparcamiento que se halla inacabado debido a que las obras para la construcción de trasteros nunca se llegaron a realizar. El bloque de viviendas sociales del número 10 de la calle Pedro de Ibarra, de Mejostilla, dependiente de la Junta de Extremadura, se encuentra desde hace años en condiciones de insalubridad. Uno de sus vecinos ha encontrado en estas dependencias el lugar idóneo para montar su taller de chatarra particular, por lo que piezas de lo que fueron en su día electrodomésticos se acumulan junto a los escombros de una obra inconclusa.

La situación ya se denunció a la Junta en 2013, que tomó medidas en 2014. Los garajes se limpiaron y pintaron y además se cambiaron las puertas. No obstante, años después el estado de la parte inferior del edificio ha vuelto a ser la misma, las paredes están nuevamente sucias y las puertas rotas o forzadas, incluso las zonas comunes como el cuarto de basuras o el acceso al ascensor carecen de luz eléctrica. Un vecino, que prefiere preservar su identidad, denuncia a este periódico la situación, así como la «indiferencia» de la Junta ante las nuevas demandas por solucionar la situación. Este vecino asegura que la situación es «insostenible, a la vez que peligrosa», pues junto con restos de chatarra, se acumulan basura y sustancias como aceite usado, por lo que el riesgo de incendio aumenta.

Restos de escombros de la obra que no llegó a terminarse.

La inexistencia de una comunidad de vecinos en el bloque y un presidente desde hace más de un lustro impiden que se pueda proceder a la toma de acciones de manera conjunta para paliar el problema. Asimismo, como informa este vecino, la mayoría de los inquilinos de la comunidad parecen mostrarse indiferentes ante esta situación, «pagamos un alquiler por la plaza de aparcamiento, por lo que en el garaje hay muy pocos coches. A la mayoría de vecinos esto les da igual, de hecho muchos de ellos ni siquiera pagan los gastos de la comunidad», explica.

Ante estas circunstancias resulta imposible, según el afectado, contratar a una empresa de limpieza que permita mantener el edificio en condiciones óptimas de salubridad.

A la zona del garaje se accede a través de la puerta forzada, que al parecer, uno los vecinos utiliza para guardar chatarra que posteriormente vende. Según informa otro inquilino «una vez a la semana viene un camión a llevarse la chatarra». Este lugar se encuentra justo debajo del patio común de la comunidad, lo que provoca que el agua se filtre cuando llueve y los garajes se inunden. Ello ha ocasionado la aparición de humedad y hongos tanto en las plazas de garaje como en las viviendas situadas encima.

Asimismo, la suciedad ha atraído también a insectos y ratas. Según declara el vecino «hemos tenido que comprar trampas para cucarachas, se cuelan por los conductos de ventilación. Una vecina incluso ha fumigado su casa. Pero esto no sirve de nada, siempre vuelven, porque la suciedad sigue ahí».

Estas viviendas sociales pertenecen a la Junta de Extremadura, a la que los vecinos demandan una solución. «He enviado numerosos correos electrónicos a la Secretaría de Vivienda pero nunca he obtenido respuesta», comenta el vecino. Los residentes recuerdan que todos los años reciben una carta de la Junta en la que se les informa acerca de la posibilidad de comprar la vivienda. El afectado se pregunta: «¿cómo pueden pensar en vender la vivienda teniendo el garaje así?».

El Periódico contactó con el gobierno regional para conocer su versión, pero no fue posible.