Máximo Bravo tiene 62 años y se va a jubilar en breve. Ocupa su actual vivienda desde el año 1985, cuando murió su madre. Igual que otros vecinos, está a la espera de que se le adjudique otra vivienda para trasladarse. Tiene en casa humedades que él achaca a los bajantes de los desagües, pero no hay quien lo arregle. "No podemos averiguar si viene del piso de arriba porque el vecino no abre la puerta a nadie", comenta.

Por lo demás, no ha tenido ningún problema con el vecindario. "Nadie se mete con nosotros", afirma. Bravo tiene el coche aparcado en la calle y nunca ha sufrido ningún incidente.