Lentos, obsoletos, propensos a averías, decimonónicos... Estos son algunos de los muchos adjetivos que recibe nuestro «indigno» sistema ferroviario. Red que como en otras muchas cosas sitúa a Extremadura en el «vagón de cola» nacional. Pero el tren no es lo único indigno que venimos sufriendo en la región y es que solo hay que echar un rápido vistazo a la hemeroteca para rememorar aquel 29 de diciembre de 2006, cuando el por aquel entonces consejero de Sanidad y ahora Presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, ponía la primera piedra del «nuevo» Hospital de Cáceres. Un proyecto que, por aquel entonces, ya llevaba retraso en su ejecución y que, más de once años después, sigue siendo un castillo en el aire.

Desde aquel momento hasta ahora se han sucedido los argumentos, críticas, reproches y excusas por parte de los dirigentes del PSOE y del PP, ambos con responsabilidades en el Gobierno en estos años, para intentar justificar lo injustificable. Y es que a estas alturas nadie puede entender, y tampoco nuestro Sindicato, que un centro hospitalario que resulta esencial para ofrecer una atención sanitaria digna a los cacereños se haya ido retrasando año tras año por motivos partidistas y políticos.

Es muy lamentable que, una vez más, se haya constatado que intereses diferentes al bien general hayan provocado que en 2018 aún no podamos contar con una infraestructura sanitaria tan o más necesarias como el tren con el que a nuestra clase política se le llena la boca semana si y semana también. Por lo que llegados a este punto, lo fundamental ahora es que la primera fase del centro se abra cuanto antes y que el resto se acometa con la mayor celeridad posible, pues caeremos en el absurdo de inaugurar a bombo y platillo electoralista un hospital ya desfasado en su concepción.

Y es que no podemos permitirnos el lujo de seguir esperando más tiempo. Y no podemos, no solo por la necesidad de contar con un hospital nuevo y moderno, sino porque tanto el San Pedro de Alcántara y el Virgen de la Montaña se «caen a cachos», abandonados, tanto por el PSOE como por el PP, desde que el primero de ellos anunciara la construcción del nuevo hospital allá por 2002, todo ello en perjuicio de los cacereños, lo que ha dado lugar a numerosos incidentes y no menos titulares de prensa, tanto en personal y materia de infraestructuras como en lo que respecta a higiene y limpieza, para sonrojo de administración y profesionales sanitarios, quienes además, estos últimos, deben dar el máximo rendimiento a pesar de las múltiples carencias, más propias de países en desarrollo que de la moderna Extremadura, que ahora reivindica un tren de alta velocidad.

La alarmante escasez de recursos humanos y materiales en ambos centros hospitalarios, contrarrestada por la administración mediante un continuo «parcheo de deficiencias» ante la caída de techos, plagas de moscas, incendios, contagios e infecciones, suelos de pasillos levantados, iluminación deficiente, falta de personal… Hechos que como decimos merman, hasta lo indigno, la calidad del servicio sanitario y que además obliga a los profesionales a desarrollar su trabajo en unas pésimas condiciones laborales, que afectan, incluso, a su salud y seguridad.

Sin embargo ahora, nos prometen nuevamente que la primera fase del nuevo hospital cacereño será una realidad en el segundo semestre de este año y que la segunda fase se hará una vez se adecue el plan funcional. Algo que ya se venía oyendo hace una década, de ahí que no podamos más que tener nuestras suspicacias.

Por lo que insisto en que lo importante es que el Consejero de Sanidad, Don José María Vergeles, ponga en marcha, con el apoyo de todos los grupos políticos de la Asamblea, la primera fase y se puedan trasladar parte de los servicios quirúrgicos y de otras especialidades que se encuentran ahora en el Virgen de la Montaña y en el San Pedro de Alcántara.

Ya que no podemos esperar más. La salud y seguridad de los cacereños y sus profesionales sanitarios está en juego. Confiemos en que, de una vez por todas, las promesas políticas se hagan realidad y en breve todos podamos beneficiarnos del centro hospitalario que nos merecemos.