"El señor de los millones", así es como llaman ahora todos los cacereños a Flores Pulido, conocido como Juan Vic --nombre que recibe la floristería que regenta--. Y es que desde que el 4 de julio este diario publicara la noticia de que había tocado en Cáceres el primer premio de la Primitiva del jueves, 2 de julio, saltaron las alarmas: un rumor ha hecho que la mayoría de los cacereños creyesen que el agraciado con los más de 8 millones de euros era él, Juan Vic, uno de los empresarios más conocidos de la ciudad.

"No os imagináis la cantidad de personas que me han llamado, si llevo dos semanas pegado al teléfono, me ha llamado hasta una tía mía que vive en Cataluña llorando de alegría porque le habían dicho que me había tocado. Y a mi madre y a mis hermanas les tenían la cabeza loca", cuenta entre risas y un poco enfadado por la magnitud que ha tomado este asunto. "Si además --continúa-- es que a mí no me puede tocar porque no he jugado nunca a la Primitiva, a lo único que juego es a los ciegos y la lotería de Navidad".

"Un día me llamaron unos cuantos amigos porque se habían enterado. Y yo, ya harto, les dije que era verdad y que estaba en un concesionario de coches comprándome uno impresionante. Ellos, sin pensárselo, dejaron a sus mujeres donde estaban y se fueron directamente a buscarme, pero cuando llegaron aquello estaba cerrado, me tenía que quedar con ellos como fuera", recuerda a carcajadas.

Si me tocara...

Juan Vic, como todos, alguna vez ha soñado con ganar la lotería, por eso tiene bastante claro que si le hubieran tocado esa cantidad de millones "el Cortijo Real y la calle de la Cruz de Torreorgaz --localidad de donde procede-- se quedarían pequeñas para el evento que iba a montar para toda la gente que conozco y que me conoce", dice. Aunque, reconoce, que para él su mayor ilusión sería poder comprar el Club Deportivo Cacereño, del que es forofo desde hace muchísimos años y poder hacerle un homenaje "en condiciones" al desaparecido Juan Ojalvo "porque se dejó la vida por este equipo".

"Es que han llegado a comentar por ahí que había cerrado la floristería, que está abierta a todas horas, porque me había tocado la lotería, ¡qué poco me conocen!. Si me tocara no podría cerrar mi negocio porque, siendo como soy, me gastaría el dinero en poco tiempo porque iba a ayudar a todo el mundo, empezando por mis hermanas y terminando por mi mejor amigo", comenta un soñador resignado a este diario, mientras añade: "Ojalá me hubiera tocado a mí".