La cocina cacereña ha vuelto a traspasar fronteras. El XVII Festival Gastronómico de Cáceres, que organiza la diputación provincial con el colectivo de cocineros, abrió el martes en Lisboa un escaparate a la riqueza culinaria de la provincia. Fue su tercera cita fuera del territorio cacereño, antes lo hizo en Madrid y Barcelona, y la primera internacional.

Una delegación de treinta restauradores, entre jefes de cocina y ayudantes de doce restaurantes de la provincia, se trasladó hasta el hotel Le Meridien, de cinco estrellas, para ofrecer una cena buffet a 150 invitados españoles y portugueses. Entre ellos, periodistas, críticos gastronómicos y políticos, como algunos consejeros de la embajada de España en Portugal --el pacense Francisco España, entre ellos--, y el presidente de la diputación provincial, Juan Andrés Tovar, o la consejera portavoz de la Junta, Dolores Pallero.

Preparativos

Los cocineros llegaron a Lisboa a las doce de la mañana y, sin apenas descanso, comenzaron los preparativos. La comida --tres por local-- se transportó casi elaborada desde Cáceres en un camión. El trabajo de cocina empezó en realidad el día antes con la elaboración de los platos, que el martes se completó in situ con el toque final. Eran 36 creaciones comestibles dispuestas artísticamente en una hilera de mesas y presentadas en los dos idiomas: salada morna de bacalhau e vieiras, vinagreta doce de naranja do Vale do Jerte , bombom de Torta del Casar com chocolate branco e negro , escarolas temperadas com caramelo de pimentao da Vera ...

El presidente de la diputación, que acababa de llegar de Nicaragua donde ejerció de observador en las elecciones ganadas por el sandinista Daniel Ortega --en un proceso, dijo Tovar, "limpio y democrático"--, recordó que "España y Portugal han dejado de estar de espaldas". En ello consideró que "Extremadura es una bisagra de excepción".

Citó a Pessoa ("las fronteras se crean para separar pero deben servir para unir") y presentó la cocina cacereña como la fusión de "tradición e innovación". "Sencilla pero gustosa", añadió Javier García, presidente del gremio. Dolores Pallero aseguró que "Portugal es la segunda casa de los extremeños", pero señaló que queda aún "una barrera psicológica" por superar.

Tras los discursos, los invitados hicieron cola para llenar sus platos. Dieron varios viajes a las mesas de buffet hasta que las fuentes fueron vaciándose. Los postres y las recetas con bacalao, el producto estrella de Portugal, sorprendieron a los portugueses. El vicepresidente del Club de Periodistas de Lisboa, Pedro Oliveira, descubrió sus "sofisticadas y sabrosas" versiones.

Daniel Peral, corresponsal del TVE en Lisboa, se reencontró con Cáceres. "La llevo en el corazón", confesó. Su carrera periodística se inició en 1980 en RNE de Cáceres y "lo más hermoso" de esto años es que "ya no hay frontera". De la cena, dijo que le gustó especialmente la ensalada de jamoncitos de codorniz y del festival, su capacidad de "unir" territorios.

Los elogios a la comida y a la cualidad transfronteriza de la cita se sucedieron con matices. A Carvalho Santos, de la revista Epicur , también le impresionó la "originalidad" de los platos de bacalao pero, para él, faltaron variedades de vinos y "más invitados portugueses" (hubo una treintena).

Su colega Víctor Norinha, del periódico económico OJE , secundó esta opinión y añadió que la comida era "excesivamente internacional. Sabe más a hotel que a Extremadura --que dijo conocer bien--". Elogió, eso sí, la organización del acto y su objetivo, aunque "debería durar más días".

El chef de Le Meridien apuntó otra crítica constructiva: "Se debería tender a los platos miniaturas para que los comensales puedan degustar más variedad". Los cacereños tomaron nota. El jefe de El Figón, Manuel Vizcaíno, confirmó que ya se plantean este cambio en el futuro, aunque la celebración de las siguientes ediciones está en el aire. "Hay elecciones por medio", recordó la diputada de Turismo, Fernanda Sánchez.

De regreso a Cáceres, la satisfacción era generalizada. "Ha sido una gran experiencia", resumió Tamara Serrano, de La Tahona, que se estrenó en el festival con la decepción de no poder servir su cuajada de oveja porque se cortó la leche. Ni siquiera eso fue obstáculo para que Cáceres trazara un nuevo puente de Extremadura a Portugal a través del paladar.