Una pelea, que le supuso a su víctima la pérdida de un 40% de la visión, le costó a Pedro Morano, de 25 años, una condena de 6 años de prisión, de la que ya ha cumplido un año y tres meses. Arrepentido, por él "pero sobre todo por la familia, por mi mujer y mis hijos", --el pequeño nació estando él ya en prisión--, aprovecha para dar un consejo, especialmente a los jóvenes, que ante cualquier incidente o pelea "se den la vuelta, si es necesario que se traguen el orgullo, pero que eviten todos los problemas que puedan".

El es uno de los 15 internos que ha comenzado el curso de instalación de placas solares que se imparte para ellos en un curso de formación de la ciudad. Aunque no es el primero que realiza como recluso --ya ha hecho otro de carpintero metálico, además de estar realizando el curso de acceso a la universidad para mayores de 25 años de la UNED--, sí es el primero que hace fuera de prisión, lo que reconoce "es un aliciente más".

Se siente muy orgulloso de que le hayan elegido para este curso que, dice, le permitirá formarse en una profesión con mucho futuro y también salir todas las mañanas del centro penitenciario, del que no ha salido desde que entró hace ya más de un año, pues hasta el próximo mes de julio no gozará de permisos.

Para él estos cursos son "la llave que nos abre la puerta del futuro". "Son buenos para mantenerte activo al tiempo que adquieres una formación, que te preparas para tener más facilidades de encontrar un trabajo cuando salgas de prisión".