Me lo dijo ayer una dama. "Nos han robado nuestro ayuntamiento". Naturalmente se trata de una de esas personas que hablan de "nuestro Cáceres" con mucha razón. Porque Cáceres ha sido de unos cuantos muchísimos años. Demasiados. No se conforman con tener los poderes fácticos. También quieren el político para hacer y deshacer a su gusto con su ayuntamiento. Y, cuando no lo tienen, o bien hablan de robo o bien usan otras armas. A mí, creo que como a algún lector, me hubiera proporcionado gran placer colaborar en ese latrocinio, porque el que roba a un ladrón...

¿ Qué han hecho por su Cáceres quienes así hablan? Han extendido la ciudad de acuerdo con sus intereses. Han derribado lo que les apetecía en nombre de su cuenta corriente. Han repartido unas migajas entre los menesterosos, que somos los demás. No se han preocupado por la cultura más allá de las tradiciones más rancias. Nos han querido instalar en la mediocridad, el cutrerío, el conformismo, el autobombo, el aburrimiento, los fetichismos y la caspa. No lo han conseguido, pues cada vez son menos y menos influyentes. A pesar de ellos, la ciudad progresa en la cultura y en la economía, avanza hacia la modernidad, incluso hacia la postmodernidad, se mueve y se rebela. Quizás para ellos esto sea una perversión impropia de un cacereño. Puesto que son unos recién llegados, o quizás no han llegado aún, a la democracia, ignoran su funcionamiento y ponen en duda la legitimidad democrática. Porque solamente es legítimo lo que les permite tener el poder y ejercerlo sin cortapisas.

Afortunadamente este no es el lenguaje de ningún responsable o partido. Solo de algunas personas que piensan que "nos han robado". "Pos fale", que diría Forges.