Compuestos y sin concejal. Así estaban tres parejas de novios que ayer por la mañana debían casarse a las 12.00, 12.30 y 13.00 horas en el palacio de la Isla. A los nervios habituales de esa jornada en los contrayentes se unía un elemento inesperado: el concejal que presidía los enlaces no llegaba.

12.15. La primera pareja de novios comienza a inquietarse, porque en ese momento ya deberían estar casándose. 12.25 también espera ya la segunda pareja, a la que durante los preparativos habían advertido que fueran puntuales, para no acumular retrasos en las ceremonias.

"Nos avisaron de que había tres bodas entre las doce y la una, y que la nuestra quedaba en medio, así que no podíamos retrasarnos o retrasaríamos a los novios que se casan después", contaba Fernando Pino uno de los contrayentes, mientras esperaba. La novia, Eliane Da Silva, calmaba mientras los nervios hablando con los invitados

Son las 12.45 y acaba de comenzar la primera boda del día, la que debía haber empezado a las 12.00. Mientras tanto, los familiares de las otras dos parejas contrayentes se mezclan en la puerta del palacio, esperando. "Ahora tenía que estar casándome yo, y estoy en la puerta. Esto me lo retrasa todo, el reportaje fotográfico, el restaurante...", lamentaba Pino, aliviado porque hace cinco minutos que ha llegado el protagonista involuntario de la jornada, el concejal Francisco Torres.

Aunque había advertido por teléfono a los contrayentes de que llegaría tarde por un contratiempo, se disculpa y entra rápidamente en la antigua sinagoga del palacio, donde se celebran los enlaces civiles y donde ya esperaba la primera pareja. Lleva dos puntos en el dedo índice de la mano izquierda y un elemento de fijación en el mismo. "He tenido un golpe con el coche saliendo del pueblo (Aliseda)", se excusó después. "No ha sido nada, pero mientras me han curado la herida y he buscado a otra persona que me traiga, se me ha ido el tiempo".

A pesar de los problemas, al final hubo bodas.