Mi querido hermano Joaquín: hace dieciocho años, de forma silenciosa y pausada, comenzaste a olvidar los nombres y la figura de tu esposa, de tus hijos, de tus nietos, de tu madre, de tus hermanos... Te olvidaste de ti mismo, de tu personalidad, de tus vivencias, de tus gustos y desagrados. Al principio no lo entendíamos muy bien, hasta que, por primera vez, se nos habló de una enfermedad que hasta entonces para nosotros era desconocida: el Alzheimer. Actuó en tu mente como una desagradable goma de borrar, sin darte la oportunidad de volver a "reescribir" en ella tus vivencias...

Sé que, a través de los latidos de tu corazón, eras capaz de percibir el cariño de tu esposa, Andrea --que hipotecó su vida para cuidarte--, y también el de tus hijos y tus nietos, y el de tus hermanos, a los que siempre estuviste tan unido.

Hace dieciocho años, hubo un primer adiós. El segundo se acaba de producir el 28 de agosto de 2014. En esta ocasión ha sido el definitivo para alcanzar la paz del Señor que tan merecida tenías. Nunca te olvidaremos. Tu hermana, Isabel.

* La autora de este obituario es Isabel Gil Rodríguez.