Lejos de estadísticas municipales y críticas vecinales, el primer aniversario de la restricción al tráfico en la parte antigua ha dejado un rosario de anécdotas para tomar nota. Pivotes que no funcionan bien, conductores con vehículos dañados e intrusos que se cuelan sin permiso protagonizan las principales anomalías detectadas por los afectados.

Es el caso de Mercedes López Montenegro, propietaria del palacio de los Golfines de Arriba, quien denuncia los daños sufridos en su coche cuando se disponía a entrar por el acceso de la plaza de Santa Clara: "El pivote golpeó el vehículo y dañó el cárter. Presentamos denuncia y nos dijeron que diéramos parte a la compañía porque no se hacían cargo".

No era la primera vez ni el único caso ocurrido, aunque en otras ocasiones han sufrido este mismo incidente conductores que se han querido colar detrás de algún residente. Así lo recuerda un vecino de la calle Cuesta del Marqués, quien denuncia que los pivotes de la plazuela del Socorro llevan cuatro meses averiados y que los postes se encuentran colocados a la derecha, en lugar de a la izquierda del conductor.

Bodas multitudinarias

En teoría, sólo está permitido el acceso a los que disponen de una de las 498 tarjetas registradas por el ayuntamiento hasta la semana pasada. Se da una por persona y coche, siempre y cuando acrediten su residencia en el recinto intramuros. Pero la realidad es bien distinta. El edil de Tráfico, Santos Parra, reconocía "la picaresca" para engañar al policía que controla el sistema y el uso fraudulento de tarjetas prestadas por residentes. "En las bodas entra toda la comitiva", explicaba ayer otro vecino que pedía más control. Unas quejas que afectan también a empresas. El responsable de un establecimiento hotelero se lamentaba de que los viajeros de paso "se tengan que dar la vuelta si vienen sin reserva y, no digamos, si quieren comer".