Un nuevo edificio se pone a la venta en la céntrica calle San Pedro. Se trata del número 1 de esa vía en el que se ubica la tienda de deportes Intersport Mostazo desde hace más de cuatro décadas. La venta obligará a los dueños del negocio a buscar otro local, por lo que ha puesto en liquidación sus productos. La venta de este inmueble se une al del antiguo hotel Las Marinas, situado en la esquina con la calle Parras y que se vende desde principios de año.

Por el momento no ha trascendido el precio pero sus propietarios, la familia cacereña Ballell, ya han recibido la llamada de empresas y particulares interesados. Fue construido en el año 1900, aunque fue reformado completamente en 1945. Cuenta con 941 metros cuadrados distribuidos en cuatro plantas y lleva cerrado desde los años 80, salvo las plantas baja y primera, donde está situado el negocio de deportes. El inmueble no tiene protección, por lo que puede ser restaurado.

La familia no se marca un plazo máximo para desprenderse del mismo; esperará, asegura una de las propietarias, Encarnación Ballell, a recibir una oferta que les permita llegar a un acuerdo. Por esta razón Intersport Mostazo tampoco tiene un plazo fijado para marcharse de este local, sin embargo su dueño, Diego Mostazo, prefiere buscar otro emplazamiento cuanto antes. De hecho en su escaparate ha colgado ya el cartel de liquidación porque quiere desprenderse de la mayor parte de los productos antes de trasladarse.

Está buscando locales fuera de la zona centro. Asegura que ya ha visitado algunos en el paseo de Cánovas y cerca de la Cruz de los Caídos, pero el principal problema es el elevado coste de los alquileres. «Necesitamos un local de una planta cuyo precio sea acorde a las ventas y a los tiempos que corren hoy en día», señala Mostazo.

EN LOS AÑOS 70 / El negocio en la calle San Pedro lo inició su padre. Abrió en el año 1975 y empezó vendiendo electrodomésticos, artículos de electricidad y productos de armería y pesca. Hasta que finalmente decidió orientar su comercio a estos dos últimos sectores. Diego Mostazo se incorporó al negocio con 20 años y fue entonces cuando la tienda comenzó a especializarse en deportes. La empresa llegó a contar hasta con nueve trabajadores, pero el descenso de las ventas obligó a prescindir de muchos, hasta que a día de hoy en la tienda trabajan él y su hermana, ambos gestores del negocio. «Me da pena dejar este local por mi padre pero hay que seguir, si el edificio se vende intentaremos buscar otro espacio», indica Diego Mostazo.

La mayor parte del inmueble lleva en desuso desde los años 80. Pertenece a la familia Ballell desde su construcción. De hecho la planta baja albergó durante años un negocio familiar de instalaciones eléctricas, hasta que en el año 1975 se trasladaron a Las Capellanías y el local se alquiló a la familia Mostazo. Hasta los años 80 en la primera planta se ubicó también una gestoría y las otras dos estuvieron durante años alquiladas a la familia Rosado Blanco, propietaria del restaurante El Figón, ubicado en San Juan. Éstos se marcharon también a principios de los 80. «No hemos tenido más remedio que ponerla a la venta pero nuestra familia siempre le ha tenido mucho cariño a esta casa. Aunque nunca hemos vivido en allí siempre nos referíamos a ella como nuestra casa de San Juan», indica Encarnación Ballell.

LAS MARINAS / Por otro lado, el edificio que albergó hasta el año 2007 el hotel Las Marinas, ubicado al inicio de la calle San Pedro, lleva en venta desde principios de año. Sus propietarios han recibido bastantes ofertas pero por el momento con ninguno de los interesados han conseguido llegar a un acuerdo. El precio es de 2,9 millones de euros negociables.

De las ofertas recibidas, como publicara este diario hace unos meses, las más serias proceden de franquicias de ropa, bancos, oficinas y dos cadenas hoteleras. El hotel se abrió en 1999 y cerró en 2007. Hace dos años la familia se planteó volverlo a abrir recuperando la gestión del hotel y alquilando a una empresa externa la cafetería. De hecho llegó a reformar las dependencias. Invirtió 100.000 euros en cambiar las instalaciones eléctricas, los saneamientos, en pintar el interior y el exterior y en comprar mobiliario nuevo, como bañeras hidromasajes y televisores. La reforma duró un año, pero después los propietarios, que ya no residen en la capital cacereña, recapacitaron y decidieron que lo más razonable sería desprenderse del inmueble.

El edificio tiene una superficie de 900 metros cuadrados. Cuenta con cinco plantas (una baja, tres superiores y una bajo cubierta). El espacio está distribuido en 18 habitaciones (tres de ellas son suites y 16 tienen baño con bañera hidromasaje). Cuenta además con una cafetería, con 140 metros de superficie en los que se distribuye un comedor con chimenea, cuatro aseos (dos de caballeros y dos de señoras) y una cocina.