Cáceres tiene extranjeros procedentes de sesenta países repartidos por todo el mundo. Así se desprende de los datos facilitados por la Oficina de Extranjería de la Subdelegación del Gobierno, que revelan un notable aumento de la población inmigrante en la provincia, el mayor incluso de la última década. Concretamente, su número se elevó de 11.805 a 14.273 durante el último ejercicio computado (2007), lo que supone un incremento del 21% en solo doce meses. Desde el año 2000, Cáceres ya ha duplicado su cifra de extranjeros con tarjeta de residencia o certificado de registro.

Algunos datos llaman especialmente la atención, sobre todo la procedencia. Más de la mitad de los inmigrantes que registra la provincia, exactamente 7.654, han llegado desde Marruecos. Les siguen los 1.488 rumanos (suponen un 10%), los 911 portugueses (6%), los 686 colombianos (5%) y los 462 ecuatorianos (3%).

Sin embargo, la concentración de nacionalidades es dispar. "La mayoría de los marroquíes se establecen en zonas de amplia actividad agraria como Campo Arañuelo, porque tienen un nivel cultural generalmente muy bajo y vienen de zonas rurales a desarrollar ese tipo de tareas. Sin embargo, en la capital cacereña predominan los hispanoamericanos porque prefieren el sector servicios: tareas domésticas, hostelería y en menor medida la construcción, que ha descendido", explica Carmen Aparicio, responsable del Departamento de Inmigración de la Universidad Popular de Cáceres, donde los extranjeros encuentran una ayuda integral: tramitación de la documentación, obtención de la tarjeta sanitaria, escolarización de los menores, formación...

Las estadísticas facilitadas por la Subdelegación también concretan la edad de los extranjeros y su sexo. Las mujeres siguen aumentando y ya representan el 42%, con una edad media de 31,3 años, mientras que los hombres suponen el 58% y su media oscila en torno a los 32,7 años. Lógicamente, la mayoría de la población que se desplaza desde otros países llega en edad laboral para poder desarrollar un trabajo, aunque la provincia también acoge a 2.436 niños inmigrantes (menores de 15 años) y a 453 mayores de 65 años.

Este aumento de la inmigración puede atribuirse a distintas causas, "como el incremento de los problemas en algunos países sudamericanos, que se refleja rápidamente. Por ejemplo, se ha notado mucho la llegada de bolivianos a Cáceres", indica Carmen Aparicio. Pero también incide el crecimiento de la inmigración legal, ya que los extranjeros, cada día más numerosos, se acogen a la denominada reagrupación familiar . "Cuando una persona ya tiene tarjeta de residencia y trabajo puede traer a su cónyuge, a sus hijos menores de edad y a sus padres o a sus suegros siempre que dependan económicamente de ellos. Este aspecto se quiere limitar en la próxima modificación de la ley", precisa la especialista.

Además, el aumento de los inmigrantes no siempre se ajusta a la realidad de las estadísticas, ya que algunos de ellos, afincados en ciudades más pobladas, prefieren desplazarse hasta la capital cacereña para conseguir una tramitación más rápida de sus papeles. En este sentido, el número de solicitudes sí se redujo en el 2007 (5.093) frente al 2006 (6.972) y el 2005 (6.078).

CAMBIOS POR LA CRISIS La crisis también está modificando las tendencias de la población extranjera. "Se han sucedido años de mucho movimiento, hasta Cáceres se desplazaban numerosos extranjeros del Este para trabajar en la hostelería, pero ahora se van a la costa, con mejores sueldos", explica Aparicio. Los inmigrantes siguen llegando a la provincia --más incluso, como revelan las estadísticas--, aunque los sudamericanos, por ejemplo, ya se están planteando acudir a campañas agrícolas debido a la caída de la construcción y a los problemas del sector servicios.

"La Universidad Popular siempre ha canalizado muchas ofertas de trabajo para extranjeros, pero ahora las recibimos con cuentagotas", revela la especialista. Además, la única forma de llegar actualmente a Cáceres con contrato es hacerlo a través de una oferta de trabajo de interno/a en el servicio doméstico. Muchos inmigrantes entran por esta vía, aunque luego se paguen la Seguridad Social durante meses y no desempeñen el oficio.

Ni siquiera los empresarios de otros sectores pueden contratar a quienes deseen, sino que deben acogerse a los acuerdos firmados por España y limitarse al envío de los contingentes establecidos. "Y ello siempre que no haya españoles para esos empleos, o que se trate de profesiones de difícil cobertura, en el caso de Cáceres solo deportistas de élite", subraya Carmen Aparicio. Aun así, el flujo crece.