Eran las diez y aún no habían sacado ninguna pertenencia. A esa hora Nicolasa Rodríguez y su nieto Juan Francisco Del Sol tenían que entregar al juzgado la vivienda que la abuela ocupa en alquiler desde hace casi 30 años, aunque el contrato con el ayuntamiento es bastante posterior, tiene fecha de 6 de febrero del 2001. Pero ayer lograron una semana más de plazo, tiempo en el que esperan convencer a la alcaldesa cacereña, Carmen Heras, para que se replantee la decisión de desalojar la casa. Del ayuntamiento cacereño depende la entidad local de Valdesalor, donde Nicolasa reside con su nieto.

El desahucio congregó ayer por la mañana a una veintena de vecinos y amigos. Nervios, llanto e impotencia a la espera de que llegasen los representantes del juzgado de instrucción. El más puntual había sido el cerrajero, que esperaba desde antes de la diez. "Tiene en la casa todas sus pertenencias, tiene todo, no ha sacado nada", afirmaba Juan Del Sol, hijo de Nicolasa. "Que la dejen aquí los años que le quedan", decía una vecina. "Es una injusticia enorme", repetía Juan Francisco Del Sol, su nieto.

Tras diez minutos de conversación en la entrada de la vivienda, los representantes del juzgado de instrucción salieron a la calle, hicieron una consulta por teléfono y uno de ellos le indicó al cerrajero que ya se podía ir. Al menos ayer no habría desahucio.

El desalojo se suspendió minutos antes de las diez y media. El plazo del juzgado de instrucción se iba ampliar una semana para que pudieran sacar sus enseres. "Nos han comentado que hablemos con el alcalde de la entidad local y con la alcaldesa", explicaba Remedios Rodríguez, hermana de Nicolasa, quien apenas hablaba y lloraba llevándose el pañuelo a la cara. "No pensaba nunca que iba a llegar esto", afirmaba Nicolasa sentada en el comedor y rodeaba de familiares. Nicolasa, que tiene plaza en la residencia asistida de Cáceres, se quedará esta Semana Santa en su casa de Valdesalor.

Su nieto confiaba ayer en que este nuevo plazo sirva para que el Ayuntamiento de Cáceres pare el desalojo. Juan Francisco aseguraba que habían pedido audiencia a la alcaldesa, "espero que lo arreglen, no entiendo por qué el Ayuntamiento de Cáceres y el de Valdesalor se empeñan en recuperar la casa para destinarla a locales", resumía Juan Francisco.

El Ayuntamiento de Cáceres inició hace tres años el proceso de enajenación de cinco viviendas que están en las inmediaciones del Ayuntamiento de Valdesalor. Todas se encontraban en alquiler y una estaba arrendada por Nicolasa, que fue la única que declinó participar en el proceso. Sin embargo, meses después se volvió a sumar al mismo, solicitando al consistorio cacereño poder hacerse con la casa.

El ayuntamiento pidió informes, uno de ellos al alcalde de la entidad local, que ofreció dos motivos para que no se vendiese la casa: el primero era que dado que la vivienda linda con el ayuntamiento se necesita para ampliar sus dependencias, y el segundo era que Nicolasa ya no tiene su domicilio en la vivienda, ya que dispone de una plaza fija en la residencia asistida de Cáceres, una afirmación que contrarresta su familia, que asegura que regresa los fines de semana y las vacaciones.